Hemos llegado a los 100 ejemplares. Detrás de esta marca hay un importante esfuerzo que resulta histórico para un semanario nicoleño. Se cumplió el compromiso de hacer de estas páginas una mirada distinta sobre nuestra realidad.
A lo largo de este pequeño camino para las publicaciones nicoleñas, pero inmenso para este grupo de personas hemos aprendido que: “Escribir es crear nuestras propias imágenes, es manifestar la voluntad de ser más libre, porque aceptar las imágenes que te venden los mercaderes de la realidad y el espectáculo diario equivale al suicidio lento y progresivo del espíritu”.
La propuesta que comenzó hace 100 números continúa. Con el correr del tiempo se ha convertido en más ambiciosa porque cada día que pasa somos, como nuestros lectores, más exigentes.
Nuestros lectores saben mejor que nadie que hemos estado en todos los hechos y ocaciones que nos requería la noticias, y que, de eso se trata, fuimos colocando en la agenda de la ciudad temas que estaban olvidados o simplemente negados por el poder.
Todos sabemos que cuando u producto no se renueva, cuando no ofrece alternativas y cuando no tiene para generar alternativas; tiene anunciado el fracaso. A una publicación no le alcanza con que la conozca mucha gente, la cuestión es que la lean todos los que la llevan bajo el brazo. Y no sirve que la compren solamente por el carácter de hábito- tradición sino que sus lectores se sientan tentados por su oferta periodística. EL INFORMANTE es la revista que todas las semanas ale a la calle a pelear, a conquistar, a imponerse a fuerza de méritos propios y no por desgracias ajenas. EL INFORMANTE tiene ambiciones de crecimiento, de lograr un producto de mayor calidad, de alcanzar a todos los lectores el mejor producto gráfico y algunos servicios que nos acompañan a través de sistema publicitario.
Por estas páginas han trasuntado dos años de una realidad que en muchas ocasiones agobió y preocupó a los nicoleños. También se vieron los aciertos y las alegrías que logramos como sociedad. En definitiva, la vida pasó por estas páginas de EL INFORMANTE. Y no fuimos ajenos a retiro de publicidad o amenazas por habernos adentrado en temas que son casi intocables; que operan como cotos corporativos o que son lacerantes para el conjunto del pueblo. Y, en cualquiera de los dos casos de castigo publicitario o patoteada, nos sentimos orgullosos porque son el son la mejor medalla al trabajo y a la dedicación; y además son el carbón para alimentar el fuego sagrado que nos llevó a poner el cuerpo y el alma.
Nuestros cronistas y nuestra fotógrafa, todos los viernes, se sumergen en la San Nicolás profunda, en la que está olvidada o en la que no es reconocida por los propios. Y esto es así en cualquiera de los temas que se aborde. Y tiempo nos fue dando la razón, porque que es la única manera de hacer periodismo inquieto y comprometido.
Y vamos a seguir mientras el cuerpo aguante. Mientras tengamos algo que decir. Mientras haya algo que exigir y reclamar, soñando con el mundo nuevo, el que se nos resiste todavía. Pero que está cada vez está más próximo.
Hay algo que no podemos dejar de mencionar antes de entrar a este número aniversario. Estamos n parte satisfechos por el camino recorrido…pero no nos alcanza. Porque la verdadera historia no está en llegar sino en seguir.
Aquí seguimos, amigos y amigas lectores, sin pactos y sin darle tregua a la realidad; mientras el tiempo y ustedes lo permitan…