La mayoría de los ediles que dejaron sus bancas hicieron uso de la palabra. Todos agradecieron a sus pares y a los empleados del HCD por su asistencia durante su mandato. Algunas de las alocuciones tuvieron sus particularidades.
El Arq. Ernesto Ballesteros defendió la tarea de su par, el Dr. Rodolfo de Felipe, a quien consideró como “la persona que recibió el trato más injusto del Concejo Deliberante en su centenaria historia” y trató de “intolerantes políticos” a los que se levantaron de sus bancas cuando lo nombraron presidente del Cuerpo. Ballesteros defendió “una iniciativa nueva” encarnada en los concejales de la Agrupación del Acuerdo, y dijo que “falta creatividad con plata” porque “cuando hay plata en el país y la ciudad no avanza, se pierden oportunidades”.
A su turno el concejal Gabriel Cocci, hizo una reflexión profunda comparando a la democracia con un árbol, “al que alguien cuidó para que diera frutos” y trazó un paralelismo con la creación de Dios. “Cada uno de nosotros somos como ese árbol, mucho más porque somos seres humanos, personas”. En esa línea siguió Cocci diciendo “por eso debemos respetarnos, porque no hay país, no hay ciudad, no ha crecimiento, no hay qué comer”. En ese marco, dijo que la función del concejal es “controlar a la gestión de la persona, y no a la persona”, “y que entendiendo el bien común, empezando por los otros, es el bien común del país”.
El más contundente en sus dichos fue el concejal Juan Carlos Mina. Dijo que “más allá del balance que se da todos los días” definió la función del concejal. “Los concejales con su trabajo diario buscan democráticamente perfeccionar la tarea legislativa” y defendió que en la Asamblea Legislativa, “está la representación de la pluralidad de las ideas políticas del pueblo”. Su misión, agregó, “es la de controlar la tarea del Ejecutivo”.