De un lado, el gobierno nacional que advierte el “momento histórico” irrenunciable para llevar adelante una “redistribución de la riqueza”, con un plan improvisado y una eterna promesa que nunca se cumple, culpa de los aires “golpistas” de “cuatro locos que nadie eligió”; por el otro, las entidades agrarias y los productores autoconvocados que se oponen a la “explotación” de un “gobierno autoritario” cortando rutas, desabasteciendo y sumergiendo aún más en la pobreza a un pueblo ya indigente.
En el medio, como rehenes indefensos, nuestros símbolos patrios más preciados y todo un pueblo que observa expectante como se resuelve una de las mayores luchas de poder, fuera de contiendas electorales, desde el advenimiento de la democracia en 1983.
La nota completa en “Columnistas”.