Más del 90% de los adultos tuvo varicela o contacto con el virus que la causa. Éste se reactiva en 1 de cada 3 personas, en especial luego de los 50 años, y provoca herpes zóster (HZ), conocido popularmente como culebrilla. La buena noticia: desde septiembre los argentinos podremos protegernos con una vacuna.
Con la edad aumenta el riesgo de padecer esta infección eruptiva, pero lo más significativo es el dolor debilitante que suele acompañarla: alrededor de la mitad de los pacientes lo sufre por más de un mes, mientras que uno de cada cuatro tiene un dolor invalidante que puede persistir meses o años después de la erupción; a esta complicación se la conoce como neuralgia post-herpética (NPH), es difícil de combatir y de manejar. De ahí la importancia de contar en el país con esta vacuna segura que previene la reactivación del virus y la aparición de la NPH.
Además, a nivel mundial hay mucha experiencia sobre el uso de esta vacuna de la que se ya se aplicaron más de veinte millones de dosis. En Estados Unidos la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) la aprobó en 2006, y en Argentina se aprobó en marzo de 2013 por disposición 1850 del Ministerio de Salud y de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT).
La reactivación del virus de la varicela zóster aparece en la piel como un sarpullido o erupción a lo largo del recorrido de un nervio, también puede causar cosquilleo o dolor intenso. Las zonas del cuerpo más afectadas suelen ser el torso (torácica o lumbosacra) y la cara (oftálmica). Así lo confirma en Argentina la investigación que lideró la doctora Claudia Vujacich de Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI), y que se publicó en 2008 en la revista Medicina.
Al mismo tiempo, esta enfermedad puede tener un impacto negativo en todas las dimensiones de la calidad de vida, como lo demostraron los estudios argentinos y el de Robert Johnson publicado en BMC Medicine en 2010. El HZ genera pérdida de apetito y de peso, insomnio, cansancio, reducción de la movilidad o inactividad, mientras que en el aspecto psicológico puede provocar ansiedad, depresión, estrés y dificultad para concentrarse. También puede afectar la vida social al interferir con la capacidad de llevar adelante actividades diarias, ocasionar pérdida de independencia o aislamiento.
Por otro lado, además del dolor agudo y el crónico, puede haber otras complicaciones como alodinia (percepción anormal del dolor), sobreinfección bacteriana, pérdida auditiva, meningoencefalitis, glaucoma y ceguera.
Hay que considerar que el tratamiento del herpes zóster solo es efectivo si se aplica dentro de las 72 horas desde su aparición, pero tiene poco valor para combatir el sufrimiento asociado.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
El principal se relaciona con el envejecimiento y la disminución de las funciones del sistema inmunológico (inmunosenescencia). Por eso, es más común después de los 50 años, y tanto el riesgo de HZ como su gravedad aumenta a mayor edad: ocurre en la mitad de los mayores de 80 años.
Además, las defensas pueden debilitarse por otras causas como el uso de medicación como corticoides o la presencia de enfermedades como cáncer o VIH/sida.
Es segura y prácticamente no tiene efectos adversos, solo puede ocasionar algunas molestias locales en el sitio de aplicación, como dolor y enrojecimiento. Como más del 90% de la población tuvo varicela no es necesario hacer análisis antes de vacunarse. Se administra una sola dosis, en el brazo y puede recibirse al mismo tiempo que la antigripal o la antineumocócica, pero en distinto brazo.
En Argentina está indicada para todos los adultos de más de 50 años, según disposición de la ANMAT incluidos quienes ya tuvieron zóster.