Cada día más mujeres exhiben sus maravillosas curvas cada vez con menos prejuicio. Esa visión machista es acompañada por una aceptación femenina. Los cánones de la moda se van imponiendo pero requieren todavía de un complemento social y legal.
La tendencia a “los cuerpos reales” paulatinamente se va acercando la naturalidad de la contextura de la mujer argentina. Las argentinas no son flacas. O por lo menos no la mayoría. O más bien tienen las curvas indicadas en los lugares apropiados.
Las curvas están de moda y son eróticas. Es cierto que cada cual tiene sus gustos, pero existe un significado para los hombres y las mujeres.
En el sur de América las tendencias indican que en los últimos 20 años aumentó dos talles las tazas de los corpiños. Y que los jean tuvieron que sumar centímetros para contener caderas y colas.
La ropa que no se ve también tuvo un desarrollo muy pronunciado. La lencería ocupó más encaje y seda para cubrir lo que menos se pueda.
Pero, siempre hay un pero, todavía se resisten algunos cuerpos y se “enmatambran” en modelos que no les sientan.
Es que en las perchas de las pilcherías los “talles para todos” no han llegado efectivamente como la impone la Ley de Talles. La misma fue llevada por abanderadas que portaban orgullosamente algunos rollitos. Pese a que se aprobó en 2001 y se reglamentó en 2005 para la Provincia de Buenos Aires, el 75 por ciento de las marcas no la respeta, según informa la ONG Mujeres en Igualdad (M.E.I.).
Lo bueno es que al paladar masculino y la vista severa y crítica de las mujeres, cada vez son más aceptables y deseables las curvas femeninas.
Varios ensayos de artistas siguieron a Botero y muestran un nuevo criterio estético. Menos severo tal vez, que las exigencias de la delgadez.
La masa muscular para algunos, promocionada desde toda actividad física, o las gambas y los cachetes de una rozagante pepona conviven armoniosamente.
Buenas colas y cinturas de donde agarrarse van imponiéndose.
La fotógrafa Victoria Janashvili es la responsable de elocuentes imágenes de la modelo Denise Bidot que forman parte de su libro “Curves”, y que ilustran la belleza femenina “no definida por nuestra sociedad y sus normas”.
Es que mientras miramos y envidiamos a una flaca, en casa seguimos prefiriendo a nuestra gordita cariñosa.