La Hipertensión Arterial, considerada la enfermedad silenciosa del siglo XXI, la mayoría de las veces no presenta síntoma. Cada vez hay más gente que la padece y la historia familiar constituye un factor predictivo. La padece 1 de cada 3 adultos.
“Ante esta epidemia lo más importante para prevenirla son los hábitos saludables y los controles periódicos”. Lo afirmó el presidente de IOMA, Antonio La Scaleia, quien destacó la necesidad de una detección temprana de la enfermedad. En Argentina la prevalencia es del 34 %.
Este domingo 17 de mayo se conmemora el Día Mundial de la hipertensión arterial, una condición que también afecta a niños, niñas y adolescentes y que debe tratarse oportunamente para evitar complicaciones mayores en la edad adulta. Considerada la enfermedad silenciosa del siglo XXI, la mayoría de las veces la presión alta no presenta síntoma.
La hipertensión se está convirtiendo en una epidemia, porque cada vez hay más gente que la padece y también porque la historia familiar constituye un factor predictivo. Afecta la salud de más del 30% de la población. Es decir que la padece 1 de cada 3 adultos. Las cifras varían según la franja etaria: el 30% corresponde a personas de entre 18-25 años; el 40% tiene entre 25 y 50; y el grueso de los afectados (50%) se encuentran entre 50 y 60 años.
IOMA desarrolla el Programa de Riesgo Cardiovascular Global donde se procura realizar estudios para detectar precozmente un posible daño producido por esas patologías e implementar así los tratamientos correspondientes. En Argentina la prevalencia es del 34 por ciento según la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. En la obra social bonaerense, la Unidad de Prevención y Promoción de la Salud realizó una serie de encuestas, de carácter voluntario, a 650 empleados de la obra social, determinando una prevalencia del 14 por ciento.
“Para prevenir la hipertensión lo más importante es incorporar hábitos saludables y realizar los controles médicos periódicos. Por lo menos una vez al año hay que hacerse la toma de la presión arterial”, expresó el presidente del Instituto, Antonio La Scaleia.
En ese sentido destacó la relevancia de una alimentación baja en sodio, hacer actividad física en forma regular, evitar el consumo de tabaco y moderar el consumo de alcohol. Desde la Unidad de Prevención y Promoción de la Salud del instituto se explicó que la hipertensión es la punta del iceberg de toda enfermedad cardiovascular prevalente en la población. Lo significativo es que si al paciente se lo detecta precozmente, cuando empieza a hacer alteraciones por elevaciones discretas de presión arterial, podrá vivir como una persona que no ha tenido esa patología.
Con la hipertensión el cerebro comienza a manejar valores de presión incrementados. Es un mecanismo progresivamente lento que inicialmente es adaptativo y después pasa a ser mal adaptativo generando lesiones a nivel de las arterias, alterando la geometría del corazón, aumentando el espesor de las paredes del corazón y generando daño renal. Cuando la hipertensión se hace sostenida y no es controlada, no se advierten síntomas y sin embargo el organismo en es dañado en forma silenciosa.
“La hipertensión arterial es una patología controlable que disminuye la calidad y la expectativa de vida. Se relaciona en forma lineal y continua con el riesgo cardiovascular. Las complicaciones se acrecientan cuando la hipertensión se asocia con otras enfermedades o con factores de riesgos no modificables como la herencia, el sexo, la edad; y con factores modificables” enfatizó el presidente de IOMA. Estos factores se dividen en erradicables como tabaquismo, obesidad y sedentarismo; y corregibles como la diabetes-síndrome metabólico y la dislipemia.