A menudo nos parece que si arrastramos el cansancio a lo largo de la jornada es porque no hemos dormido el número de horas suficiente. No obstante, hay muchos más motivos que explican la fatiga en la rutina diaria, al margen de la falta de sueño.
En un reciente artículo publicado en la revista Health explican los principales motivos del sueño y el cansancio basándose en diferentes estudios científicos. Estas son las principales razones que se indican para explicar el cansancio a lo largo del día:
Te saltas el ejercicio
A veces, cuando estamos muy cansados, nos saltamos nuestra rutina de ejercicio diaria pensando que en ella gastaremos energía, pero el efecto es totalmente contraproducente. Así lo probaba un estudio de la University of Georgia, en el que las personas activas que comenzaban a practicar deporte eran mucho más enérgicas que las sedentarias y decían sentirse mucho menos fatigadas.
El ejercicio frecuente fomenta la fuerza y la resistencia, beneficia al sistema cardiovascular y es, en general, una manera saludable de poner nuestro cuerpo en movimiento. Lejos de aumentar nuestro cansancio nos aporta energía por lo que, aunque el día haya sido duro, merece la pena hacer un esfuerzo y salir a hacer deporte, aunque sea durante veinte minutos.
No bebes la cantidad de agua necesaria
La deshidratación disminuye nuestros niveles de energía y hace que nos sintamos agotados. Lo narra Amy Goodson, dietista en Texas Health Ben Hogan Sports Medicine, que afirma que la deshidratación causa una reducción en el volumen de la sangre. Así, el corazón es menos eficiente y se reduce la velocidad a la que el oxígeno y los nutrientes llegan a los músculos y los órganos. Por todo ello es necesario beber mucho agua y mantenernos hidratados en función de nuestro peso y del clima. De lo contrario, nos sentiremos fatigados sin saber por qué.
No tomas la cantidad de hierro necesaria
Del mismo modo, una deficiencia de hierro puede debilitarnos notablemente. “Te hace estar cansado porque es menor el oxígeno que viaja a los músculos y las células”, dice Goodson. Debemos, pues, ingerir la cantidad de hierro necesaria para evitar la anemia o la debilidad general. Goodson apunta que la falta de hierro puede deberse a un problema mayor de salud, por lo que es recomendable acudir al médico si se cree que se padece.
Eres perfeccionista
Según Irene S. Levine, profesora de psiquiatría en la New York University School of Medicine, intentar alcanzar la perfección –algo que es, en todo caso, imposible– nos lleva a trabajar con más intensidad y durante más tiempo del que sería necesario para obtener buenos resultados. “Nos imponemos metas tan irreales que son muy difíciles o imposibles de alcanzar y, al final, no le vemos el sentido ni la satisfacción personal”. Levine recomienda establecer una hora límite a partir de la cual no se trabaja más y cumplir con dicha regla de manera sistemática: nos daremos cuenta de que el tiempo extra que estábamos destinando a nuestro trabajo no contribuía realmente a mejorarlo.
Haces una montaña de un grano de arena
Si eres de los que asume que le van a despedir cuando el jefe les llama o de los que evita ir en bici para eludir un accidente, puede que sufras de una ansiedad que te deja mentalmente exhausto. Levine dice que esto ocurre a menudo a las personas que siempre esperan lo peor de cada situación. Cuando nos encontremos pensando ese tipo de cosas debemos respirar profundamente e intentar ver las cosas con perspectiva. Salir a la calle, meditar o hacer deporte contribuirá notablemente a ponernos de mejor humor.
Te saltas el desayuno
La comida es como gasolina para nuestro cuerpo, y cuando dormimos seguimos consumiendo dicha gasolina. De modo que es importante romper el ayuno al despertarnos para recargar la energía que necesitaremos para afrontar el día.
No sabes decir que no
Complacer a la gente nos hace a veces llegar al límite y gastar toda nuestra energía y nuestra capacidad de alegría. Llegados a este punto, podemos volvernos resentidos y enfadarnos con los demás. De modo que cuando alguien te pida cualquier cosa que esté fuera de lugar o que no sea responsabilidad tuya, debes saber decir que no de manera educada pero firme. Ahorrarás la energía para lo verdaderamente importante.
Tienes un escritorio desordenado
Un escritorio atiborrado de cosas nos agota mentalmente y nos impide concentrarnos. Además, limita la capacidad del cerebro de procesar información, según explicaba un estudio de la Princenton University. Lo mejor que puedes hacer al final del día es dejarlo todo recogido y ordenado para el día siguiente, te ayudará a tener una actitud positiva por la mañana.
Trabajas durante las vacaciones
Comprobar el email cuando deberías estar cenando con tu novia o relajándote en la piscina te pone en un estado constante de alerta, ansiedad y cansancio. Debes permitirte desconectar completamente y dejar que tu cuerpo y tu mente descansen para poder volver renovado al trabajo. Cuando tomamos un descanso verdadero, a la vuelta a la acción nos volvemos más creativos, productivos y eficaces.
Compruebas el email antes de dormir
La cama debería ser sólo para dormir y no para comprobar una vez más si tienes algún correo electrónico. El uso de la tableta o del smartphone desde la cama es uno de los principales causantes de insomnio. En general, deberíamos evitar las pantallas en los momentos previos al sueño.
Confías en la cafeína para despertarte durante el día
El abuso de cafeína puede producir un desorden serio en nuestro ritmo de sueño. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine revelaba que consumir cafeína incluso seis horas antes de irse a la cama afectaba a nuestro sueño, de modo que es bueno reducir la ingesta de cafeína a partir de la hora de comer.
Trasnochas los fines de semana
Cuando salimos el sábado por la noche solemos despertarnos muy tarde el domingo, de modo que cuando llega la hora de acostarse nos es imposible, y madrugar el lunes se convierte en un infierno. Por ello los expertos recomiendan ponerse el despertador y, si fuera necesario, echarse después una siesta de veinte minutos. O, en último caso, salir el viernes y hacer del sábado un día de ocio más tranquilo.
De todas las causas de la fatiga, la principal seguirá siendo la voluntad de salir de ciertas rutinas.
Y saber elegir.