En los últimos días se registraron varios cuentos del tío. Se trata de pillos que se aprovechan de la confianza de sus víctimas para robarles dinero.
El accionar de un grupo de inescrupulosos ha permitido que se hagan de dinero de la manera más inocente y a la vez perversa, abusando de la confianza de la gente.
En al menos dos oportunidades de forma concreta utilizaron un método que les resultó efectivo .
Con algunos detalles más o menos, el modus operandi sería el siguiente.
Eligen una institución, una empresa pequeña o un centro médico con varios consultorios.
Se presenta una persona con un paquete y en el mismo varios productos a la vista, que manifiestan ser insumos o elementos de limpieza.
Con algunos datos de antemano le indican a la recepcionista que “traen el pedido”, dejan la caja y con premura manifiestan “son tantos pesos… me pagas así buscó el cambio y el resto de la mercadería, tengo el vehículo mal estacionado…”
En una de las ocasiones, la víctima apenas pudo esgrimir alguna curiosidad, pero el ladrón pudo envolverla en palabras para que le entregara el dinero “mientras, averiguá quien es flaquito que me hizo el pedido…” le dijo. El ladrón se fue con el dinero. Y por supuesto no volvió más.
En la caja no había botellas con líquido desinfectante, sino aguas coloreadas.
Este cuento del tío, que no fue denunciado ante las autoridades policiales, comenzó a correr en algunos círculos y recogió que otra víctima no le abrió la puerta al presunto distribuidor, pero le alcanzó unos 400 pesos para pagar un pedido que resultó un engaño.
Pocos días antes una mujer habría intentado la misma maniobra en un complejo de salud, pero quien la atendió le pidió que volviera en otro momento, “porque no tengo caja…”. Le resultó extraño que la mujer se fuera del lugar con el paquete y sin saludar.
Los que pasaron por ese trance advierten de extremar los cuidados para no caer en la garras de estos vivillos que abusan de la confianza que tienen algunos todavía en estos tiempos.