Las infecciones respiratorias agudas (IRAs) constituyen una importante causa de morbimortalidad, fundamentalmente entre los niños menores de cinco años y los mayores de 65 años o quienes presentan ciertas condiciones crónicas de riesgo.
El virus de la influenza estacional se presenta normalmente en otoño e invierno y cada año provoca un importante número de casos, algunos de los cuales pueden tener complicaciones fatales. En 2009 la OMS declaró una pandemia global del virus influenza A H1N1, responsable de un gran número de casos entre niños, mujeres embarazadas y adultos jóvenes y que en nuestro país afectó particularmente a embarazadas y niños aumentando significativamente la mortalidad y afecciones perinatales.
A partir de esta epidemia global, la vacunación antigripal es una recomendación de salud pública prioritaria. El Ministerio de Salud de Argentina incorporó en el año 2011 la vacuna antigripal al Calendario Nacional de Vacunación y se administra en forma gratuita en grupos de riesgo.
La enfermedad tipo influenza (ETI), se caracteriza por presentar en forma súbita fiebre mayor a 38ºC, dolor muscular generalizado, gran decaimiento y tos o dolor de garganta y la vigilancia epidemiológica del número de casos detectados en cada semana epidemiológica (SE) permite un seguimiento adecuado de la tendencia y la implementación de medidas de control.
De acuerdo a las notificaciones en el año 2015, la curva de notificación de ETI entre la semana epidemiológica (SE) 1 y la SE 15 se ubicó en zona de seguridad, con un total de casos semanales similar al esperado, en relación a los casos de los cinco años previos. Este año 2016, la aparición de casos de ETI fue más precoz y las notificaciones realizadas desde la SE 16 la curva de ETI se encontraría en zona de alerta, es decir, se estarían superando los casos esperados a nivel nacional.
A partir de la SE 9 y hasta la SE 23, los casos notificados de virus Influenza superan ampliamente lo esperado para este período en comparación con los últimos 5 años, con un pico de 526 casos en la SE 21. Esto da cuenta de un adelanto de entre 8 y 12 semanas del período de mayor circulación anual.
Si bien hay 12 provincias que se encuentran en zona de brote, ese comportamiento no se refleja para el total nacional porque provincias que aportan un número importante de casos como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba no registran aún un exceso en la notificación hasta la fecha.
A nivel regional, el NOA presenta una curva de notificación de ETI en zona de brote desde la SE 10, superando lo esperado de acuerdo a la notificación de los últimos cinco años, al igual que la región Sur desde la SE 15. Las regiones Centro y Noreste (NEA) no presentan aún un número de notificaciones por encima de lo esperado para la época, aunque esto puede variar si continúan las tendencias actuales.
En cuanto a casos fallecidos con diagnóstico de influenza confirmado por laboratorio hasta la SE 23 se reportaron 61 casos en 13 provincias. En todos se identificó A y se caracterizaron en su mayoría por presentar factores de riesgo y no estar vacunados.
Sin que haya claros determinantes de estas diferencias, la influenza es altamente contagiosa, la circulación del virus podría verse favorecida por los cambios climáticos en la región y en Brasil se ha reportado un enorme incremento de los casos de A H1N1, lo que pudo haber influido en la aparición más temprana de cuadros en distintas provincias. Por otro lado, hasta el momento no existen informes sobre alguna particular mutación del virus que pudiera hacerlo más peligroso.
En Brasil, hasta el 4 de junio se registraron 4.582 casos de influenza A, frente a los 176 confirmados en el mismo período del año pasado. Hasta la primera semana de junio de 2016 se notificaron 886 muertes por influenza A, un número casi 25 veces superior al de todo 2015. Las muertes por influenza A en la primera semana de junio prácticamente triplicaron las de todo 2015 y se aproximan a los registrados en todo 2014.
De todos modos, y si bien la magnitud de la epidemia en la región es muy importante, los reportes coinciden en que las circunstancias de este año no son comparables a la pandemia de 2009, dado que la susceptibilidad de la población era mucho mayor y no se disponía de la vacuna. No obstante, para lograr un control efectivo es muy importante que la población responda a las recomendaciones generales y los grupos de riesgo reciban la vacuna todos los años. La inmunización precoz es muy importante, ya que la vacuna tarda 14 días en generar inmunidad y si se administra pasadas estas primeras semanas la estrategia no es útil para proteger a la población.
(*) Epidemiólogo, docente de la Maestría en Efectividad Clínica de la Facultad de Medicina de la UBA, director del Departamento de Educación del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS).