Los robos registrados periodísticamente en los últimos tiempos, tienen en su mayoría un denominador común. Las víctimas presentaron un lado vulnerable que aprovecharon los ladrones para atracarlos.
En la tarde del lunes se registró un robo que tuvo similares características a otro sucedido a la misma hora en otro lugar.
Un adolescente es abordado en un ámbito desolado por dos jóvenes que a punta de arma de fuego lo despojan de sus pertenecías para huir raudamente en la moto que se movilizan.
El hecho ocurrió en zona sur, en el denominado loteo Colonial, entre barrios Güemes y Plastiversal. La víctima fue despojada del bolso en el que llevaba indumentaria deportiva.
En ambos hechos los ladrones advirtieron que las víctimas llevaban un teléfono móvil, lo que despertó la codicia.
Ante la reiteración de estos ilícitos EL INFORMANTE hizo varias consultas y las fuentes policiales y judiciales coincidieron en varios aspectos.
Por un lado en el poco riesgo que les insume a los delincuentes realizar el ilícito. Sorprender a su víctima, amedrentarla con un arma y despojarla, es cuestión de un instante.
La existencias de un mercado que toma los celulares sin muchas preguntas, casi siempre en la informalidad, y el intercambio por drogas. Una bolsa muy importante de teléfonos son secuestrados en cada uno de los procedimientos que se realizan en el combate de la narcocriminalidad.
Es por eso que se hicieron algunas recomendaciones para evitar ser víctimas de ilícitos.
La fundamental andar con atención por la vía pública. La persona que va atenta a su entorno puede desalentar a los que van tras los distraídos para sorprenderlos, y en el susto, robarlos.
Además puede alertar de la actitud sospechosa de alguna persona, casi siempre que se moviliza en moto. El aviso al 101 Emergencias Policiales es fundamental para una intervención preventiva.
Nunca se debe hacer ostentación de un teléfono móvil en la calle. No es seguro para la integridad física y propicia la codicia de los que andan esperando la oportunidad.
Una de las fuentes judiciales consultadas relataba que víctimas de robos confesaban no saber qué les había pasado porque estaban atentos a sus pantallas. En algunos casos con costosos equipos que no entraban en los bolsillos y debían transportarlos en las manos. Niños y adolescentes los más vulnerables a este tipo de ataques.
También precisaban que andar solo, en lugares que por horarios y zonas no son muy transitadas, propicia que haya este tipo de robo.
Acerca de cuáles son las medidas que además se adoptan en la prevención del delito, fuentes de Policía de Seguridad indicaron que los patrullajes continuos, los controles de rutina en distintos puntos para individualizar vehículos e identificar personas, permiten desalentar que sujetos de mal vivir anden merodeando.
Existe una relación directa entre el robo de motos y teléfonos, con el consumo de drogas. También es el inicio de la carrera de delitos de muchos adolescentes y jóvenes. Sin que uno fuera antes que el otro, las adicciones y los pequeños robos se entrelazan. Lo marginal y lo social, con lo político y educativo, deberían ser también abordajes para interpretar el fenómeno del robo de celulares. Si desde muchos frentes se acecha a los que cometen ilícitos, se reduce el ámbito de acción.
Así por ejemplo un control de comercios que venden celulares y la compra sólo en locales habilitados, hacen que asumiendo una conciencia social responsable, se disminuya el delito.
Como si fuese una cadena trófica, los depredadores acechan a sus presas, y la cadena se mantiene, si no se cambian actitudes individuales para evitar ser víctima de hechos delictivos, generando acciones defensivas.
Pero también evitando cebar los ámbitos donde la delincuencia va ganado espacio porque existe una ausencia del control y la represión para mantener el equilibrio.
Las modas delicitivas, como fenómenos temporales, deben ser atacadas a tiempo para morigerar su impacto en la sociedad, que se escandaliza y atemoriza primero, para luego asumirlas y darlas como naturales; hasta que llegan nuevas.