Interes General
16/10/2016 - 10:59:45



Día de la Madre: el amor es lo que hace una familia


En los últimos años, por la ampliación en el reconocimiento de los derechos civiles, la familia como institución social primaria ha atravesado cambios.

Desde Escuela Camino se reflexiona sobre lo que es más importante hoy.

Llenar ciertos vacíos legales han sumado conceptos para comprender otras formas de organización familiar a la tradicional; como las familias ensambladas, monoparentales, homoparentales o sustitutas que aparecen en el escenario social. Pero más allá de estas diferencias en la organización o conformación de cada familia, en Escuela Camino queremos destacar las funciones que tiene como tal en la constitución subjetiva de un niño o niña. Es decir, lo que hace que un conjunto de personas sea considerado una familia para la llegada de un infante. Estas funciones son fundantes y posibilitadoras para que todo niño o niña se desarrolle.

Partamos de la afirmación que el ser humano desde la concepción adviene en total dependencia hacia el o los adultos que lo esperan. Es el ser vivo más indefenso desde su nacimiento y necesita de la asistencia del otro para sobrevivir. Precisamente los primeros vínculos de los adultos con el infante comienzan a través de la protección y los cuidados.

“Ser mamá es un sentimiento de pleno amor, profundo que no lo podés imaginar hasta que lo vivís. Es un amor tan profundo que te cambia la vida, es un cariño inmenso que se siente por ese ser que llega y te necesita para vivir. Y uno siente esa necesidad de estar para ayudarlo y contenerlo”, dice Susana Wasiluk, mamá de Aldana.


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Ahora bien, criar a un hijo o una hija es mucho más que asistirlo en sus necesidades biológicas de supervivencia. Desde la concepción también se le dona un nombre, se le asignan rasgos o características que tiene o que va a tener, ideales que a medida que va creciendo crean un mundo de símbolos, de anhelos y de deseos. Estos atributos junto a la herencia cultural, las costumbres, los modos de relacionarse, son alimentos simbólicos que permiten humanizar a un sujeto, socializarlo. Forjan su subjetividad: permiten una manera de comenzar a habitar y a estar en el mundo.

Este niño o niña está sujetado a estas primeras improntas que únicamente se forman en el encuentro con otros: madre, padre, o adultos que se hagan responsables. Y que como vínculos primarios conllevan una sola condición: el amor.

Es decir, las operaciones de la constitución subjetiva sólo tienen lugar en cuanto haya un Otro que pueda recibir al infante, alojarlo, desearlo, en síntesis darle un lugar de sujeto.

Y Susana también sabe de eso, “La unión, el amor y la contención que la familia le brinda al niño o niña es primordial para que crezca sano. Es muy importante que puedan ser escuchados”.

De esta manera quien o quienes esperan ya están en condición de denominarse familia, sin importar su condición sexual o de género y si pertenece o no a una determinada organización familiar.

Entonces podemos afirmar que más allá de los vínculos de sangre, o las diferentes conformaciones familiares, es el amor como condición de reconocimiento, respeto y aceptación, como el lugar de sujeto de deseo que le brindamos a un niño o niña, la condición fundamental para que una persona o un conjunto de personas sea considerada una familia.

La mamá de Valentín, Susana Herrera coincide con eso: “Creo que el amor hacia un hijo es un amor incondicional, distinto a cualquier otro amor, es para toda la vida y hay que ir aprendiendo permanentemente ya que no hay otra forma de ser padre que experimentándolo y sintiendo la responsabilidad que implica”.


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Así es que la función de ser mamá o papá, poco tiene que ver con los genes, o el instinto y no está delimitada únicamente por las ideas y costumbres que cada persona tiene del orden de lo consciente. También está atravesada por la historia singular de cada adulto, del orden de lo inconsciente, que condiciona la manera de vivenciar la paternidad o la maternidad.

Más bien son funciones y roles que un adulto, resignificando su propia historia, debe desear hacer, es decir, algo de un deseo propio debe ponerse en juego.

En palabras de Susana Herrera: “Creo que elegimos día a día comprometernos con las personas que amamos. La familia es la base que todo niño necesita para crecer".

En Escuela Camino sostenemos que la familia es el espacio donde se alojan los herederos de nuestro legado, cultural y material. Ahí se genera el ambiente necesario para desarrollarse como personas y adquirir los primeros recursos simbólicos. Son los que después con las posibilidades de cada uno, le permiten formar parte de la vida social.

Fernando J. Díaz
Psicólogo. Mat.4943
Escuela Camino

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