La crisis financiera mundial ya comienza a repercutir en nuestra economía, no sólo en el ámbito de las finanzas sino que además se evidencian ostensibles bajas en los valores internacionales de los comodities, en especial, el que hasta el presente ha constituido uno de los motores del crecimiento para nuestro país, como es la soja.
Esta situación, no sólo obliga a un replanteo de la política agropecuaria sino que nos impone una profunda reflexión hacia el futuro.
Aún son imprevisibles las consecuencias de esta crisis, y por ello debemos seguir con atención y cautela las alternativas y comportamiento de los distintos mercados para poder realizar una acertada previsión.
Pero esta situación, no nos impide avanzar en desafíos estratégicos en base a certezas que hoy tenemos y que seguramente se proyectarán hacia el futuro en la economía global.
Lamentablemente, nuestra ciudad, parece no haberse enterado de la existencia de la crisis, o al menos las instituciones políticas no revelan una toma de razón acerca de la misma, pues sólo se continúan debatiendo posicionamientos personales, internas y “conventillos”, que solo degradan más y más a dichas instituciones y postergan indefinidamente las necesidades de los vecinos.
Debemos afirmar, que hoy mas que nunca frente al contexto mencionado, los nicoleños debemos debatir con la profundidad necesaria cual es la ciudad que queremos, y proyectar estratégicamente las acciones tendientes a su realización.
Como en toda crisis, estamos frente a una nueva oportunidad de resolver el dilema de nuestro futuro, y la responsabilidad es de todos, la política, los medios de comunicación, las ONGs y el ciudadano común.
Insistimos en que nos debemos un profundo, reflexivo e inteligente debate que nos permita avanzar en soluciones concretas a nuestras enormes carencias, y para ello es indispensable generar espacios adecuados dónde cada sector de interés exprese su visión.
Hay que terminar con debates estériles, producto de enfrentamientos mezquinos que distraen la atención de los verdaderos problemas que tenemos los nicoleños.
Proponemos un sencillo ejercicio para comenzar: no hagamos del “conventillo” la materia del debate –basta con conocer su existencia y tenerlo en cuenta para la próxima elección- y sí hablemos con seriedad y responsabilidad de nuestros reales padecimientos.