El problema del tránsito sigue sin solución y está claro que no hay decisión política de abordarlo con acciones efectivas. Sólo se intentan algunos operativos efectistas pretendiendo mostrar que se está cumpliendo con las demandas de los vecinos, pero en realidad, bajo esta cosmética se encubre la inoperancia sobre el tema.
Un solo aspecto de las actividades que implementó el Municipio en torno al tránsito es digna de ser destacada, y son los controles de alcoholemia que en breve lapso han logrado revertir una tendencia preocupante, sobre todo los fines de semana por la madrugada.
Aparte de esta gestión positiva, no existen acciones efectivas para solucionar los problemas serios que posee la ciudad.
Grandes escenas mediáticas se han construido sistemáticamente en torno al tránsito, desde anuncios sobre obras faraónicas, pasando por megaoperativos, megaordenanzas regulatorias, peatonales, veda de estacionamiento, vías de acceso alternativas, ensanchamientos, nuevos recorridos de ómnibus, hasta llegar al reciente anuncio público de la incorporación de nuevo personal y la adquisición de vehículos para la dependencia municipal; pero la mayor parte de estos anuncios no se han concretado y lo poco que se concretó no ha resultado suficiente, mientras tanto el tránsito continúa siendo un caos.
No hay que convertirse en un experto en el tema para advertir que la ciudad demanda una urgente adaptación de su infraestructura vial, el rediseño del transporte público, una intensificación en acciones de contralor (con continuidad y desplegada en distintos puntos críticos de la ciudad), campañas de concientización, carteles y señalética, etc.
Tampoco es necesaria una observación profunda, para advertir la conducta despreocupada que los conductores exhiben en general frente a las normas, situación, que sólo puede modificarse si existe una meridiana certeza de ser pasible de sanción ante una falta y una adecuada y sostenida campaña de concientización.
Todas las normas de tránsito posibles, son violadas continua y sistemáticamente día a día en nuestra ciudad, sin consecuencia alguna para los infractores y frente a ello el gobierno municipal se halla en estado de pasividad.
Ha quedado demostrado que los operativos de tránsito no dan los resultados esperados y que no puede concentrarse la actividad de contralor en el “cinturón de seguridad” si simultáneamente en toda la geografía de la ciudad se están violando semáforos, estacionamiento en doble fila, tránsito pesado en zonas restringidas y obstrucción de paradas de ómnibus entre otras infracciones habituales en nuestro medio.
Frente al fenómeno, entre otras herramientas, el municipio cuenta con un trabajo confeccionado por el CETRAN a la medida de la ciudad, la reciente presentación por el IPU del Plan de Reorganización Vial (2007) y distintas propuestas que se han formulado desde distintos sectores de la sociedad; por tal motivo sostenemos que no se hace porque no se quiere.
Es cierto, que este caos no puede solucionarse de inmediato y que demandará importantes esfuerzos revertirlo, pero alguna vez, paso a paso, con acciones efectivas hay que empezar a andar el camino para llegar al destino deseado.