El chaparrón de la mañana del viernes reflotó algunos problemas crónicos en las calles de San Nicolás. Anegamientos de arterias y el desborde del sistema de desagües pluviales. Donde está la obra pública se sufre más.
Cuando las condiciones del tiempo y los informes del Servicio Meteorológico Nacional no son favorables, vecinos de San Nicolás ya saben que con la lluvia vienen los problemas.
Algunos de ellos son crónicos, desde siempre, y no sorprenden a los frentistas. Es el caso de San Martín antes de llegar a León Guruciaga, por ejemplo.
Pero hay otros que antes no padecían las lluvias y ahora les toca una difícil situación.
Los que conviven con la obra pública, saben que la misma lleva su tiempo y como cualquier obra en marcha genera sus residuos, incomodidades y no está preparada para por ejemplo soportar la lluvia. Digamos que tampoco las empresas contratistas están dispuestas a atender por ejemplo en embancamiento del agua con bombas para despejarlas rápidamente.
En el caso de los vecinos de calle América y Echeverría la situación es mucho peor. Una tapa de registro se rebalsa casi permanentemente, haya o no precipitaciones. Desde ese lugar fluyen además de los excedentes de agua de lluvia, líquidos cloacales.
El olor nauseabundo impide que se puedan tener los ambientes ventilados y menos estar al aire libre.
Las quejas y cuestionamientos al municipio resultaron estériles, porque todavía no hay ninguna respuesta.