Ana, Facundo y Martín. Tres jóvenes que usaron las redes sociales para multiplicar una propuesta que emociona y motiva la imitación. Ofrecieron su talento y trabajo para ayudar a los damnificados por las inundaciones del 15 y 16 de enero.
Ana Bordan es peluquera. Se ofreció a cortar el pelo y a cambio pidió que le llevaran mercadería para los vecinos de La Emilia. No lo vio por la televisión, ni los diarios. Fue en primera persona hasta el lugar, con un grupo de gente de la Iglesia Gran Rey.
Nadie se lo contó. Se mojó los pies, hizo torta fritas para barrio Colombini, prepararon ollas con comida, y se dio cuenta que le sobraban fuerzas para hacer más.
“Me partió el corazón ver tantas criaturas bajo agua con tanta cantidad de bichos. La gente está desbastada. A muchos les da vergüenza que les acerquemos un plato de comida. Tengo dos hijos de 3 y 10 años y por un momento me puse en el lugar de ellos. Así que ni bien volvimos decidí publicar en redes sociales mi propuesta”, así fue como nació su idea que no requirió de dinero ni de un gran plan.
“No hay mejor experiencia que ir y ayudar. Eso te hacer ver el amor que llevamos dentro todos aunque a veces no nos demos cuenta”, así define Ana los días y las horas que entregó para ayudar a los inundados.
A los 18 años Facundo vio como sus abuelos perdieron todo en la inundación del 2000. Y esas imágenes no se borran fácilmente.
Cuando notó que la lluvia no paraba lo primero que sintió fue temor por sus propios muebles, que se arruine lo que con tanto esfuerzo le costó conseguir.
Pasado el miedo, pensó en los que no habían tenido la misma suerte que él.
Miró a su alrededor y no había mucho para dar. Pero a veces sólo es necesario mirarse al espejo para saber que lo mejor que podemos ofrecer está en nosotros mismos. Nuestro tiempo, nuestro talento, nuestras manos.
Facundo Gómez trabaja colocando aires acondicionados de forma particular y para una empresa. Su propuesta fue esta:
"Buenas noches debido a la situación que esta pasando muchas personas por la inundación. Creo que todos debemos ayudar.. Mi propuesta es la siguiente TE INSTALO EL AIRE ACONDICIONADO. A CAMBIO DE AGUA MINERAL, LAVANDINA, PAÑALES, PERFUMINA, ETC. ( por el valor de la instalación) esto sera donado. Aclaro si alguien desconfía también propongo q me acompañe a llevarlos".
“Sentí que tenía que ayudar de alguna manera y no sabía cómo”, dijo Facundo. De inmediato sus manos se duplicaron. A la idea se sumó Martín Serrano, un amigo de él y conocedor del oficio.
Ambos estuvieron todos estos días dedicando su tiempo libre, el tiempo de sus familias, los días francos, a cumplir con su iniciativa y logrando su objetivo. En un día lograron juntar $4000 pesos de mercadería que publicaron en las redes sociales para transparentar su tarea.
“Ser solidario para mi es ayudar. Pero ayudar con lo que a uno le cuesta. Yo hoy estoy súper cansado. Martin tenía su día franco y se puso a trabajar conmigo. Ser solidario es esto, dejar algo que te cueste. No algo que tengas guardado, que no usas y antes de tirarlo lo regalás”, manifestó Facundo.
Cuando fue a llevar las donaciones a la zona perjudicada, sintió que debía despojarse de más. Se sacó las zapatillas que tenía puestas, agarró un par de ojotas, los botines de trabajo y los donó.
Como ellos, hay miles. Algunos movidos por la cercanía con las personas afectadas, otros por vivencias pasadas que los tocaron de cerca, otros por empatía... Los motivos no importan, lo que no tiene que haber son excusas para no moverse.
Foto 1: Facundo, su hijo y Martín (de izquierda a derecha)
Foto 2: Ana
Por Melisa Sabatini