La celebración de este aniversario tendrá dos momentos. A las 9:00 misa y a las 10:00 acto en la Plaza San Martín. El Prof. Ricardo Primo hace una semblanza sobre la rica historia de la localidad pañera en un momento particular.
La Emilia cumple 125 y se convierte en una localidad que a lo largo de su historia, a pasado por diversas etapas.
El pueblo surgió al impulso de una fábrica textil, que comenzó sus labores el 2 de Octubre de 1892, en las ruinas de un viejo molino harinero, a la vera del Arroyo del Medio, para explotar un salto de agua allí existente. Sus fundadores fueron inmigrantes españoles provenientes de Arrecifes. Leodegario Córdova, su esposa Emilia Benito y Quintín Córdova, hermano del primero, fueron los pioneros que decidieron instalar un establecimiento textil cuando en el país se consumían manufacturas provenientes de Europa, particularmente de Inglaterra.
Ellos creyeron en el mercado interno, y con rudimentarias maquinarias, se pusieron a confeccionar boinas, mantas, fajas, etc en color blanco y negro (colores que quedarán inmortalizados en los de la bandera de la localidad y en las casacas deportivas).
El establecimiento fue creciendo, ampliando sus instalaciones y los obreros comenzaron a habitar viviendas suministradas por la empresa. El suministro de agua y luz era gratuito como así también la recolección de residuos. La educación tuvo su lugar con la creación de una escuela primaria para los hijos de los patrones y obreros.
El viejo camino de tierra por la zona de la fábrica de papel de Ferruccio Casatti, era la única vía de comunicación con San Nicolás, y ante la ausencia de medios, vehículos, etc, la comunidad de La Emilia comenzó a tener vida propia.
Los jóvenes de la localidad practicaban deportes en las nuevas instalaciones del Club Atlético La Emilia. Un lugar dónde el fútbol, el dominó y el juego de barajas como el de la mula, se entremezclaban.
Las dos guerras mundiales impulsaron fuertemente la producción fabril. La fábrica llegó a albergar a más de 1000 obreros en distintos turnos. Fue la más importante fábrica del Partido de San Nicolás, antes de la llegada de SOMISA.
Sus obreros cobraban sus sueldos en tiempo y forma. Conocieron el medio aguinaldo aún cuando en el país todavía no se había implementado. Cuando la empresa y localidad de su nombre, cumplieron 50 años, contaban con un Cine Teatro para 1500 personas, una Obra Social con gimnasio de parquet, piscina olímpica, canchas de tenis, pelota a paleta y bochas, como así también peluquerías de ambos sexos para el personal. Todo gratuito para quienes trabajaban en la fábrica y sus familias.
La localidad contó también con un autódromo, el primero de San Nicolás. Y un sistema cloacal en las manzanas propiedad de la fábrica que sostienen algunos fue pionero en la materia.
Tuvo que enfrentar una constante en su historia. Las tremendas inundaciones, entre ellas las de 1898 y 1914. Esta última derribo un represa existente lo que dio lugar tiempo después a la construcción de una nuevo conocido en la zona como Tajamar. Cada vez fueron más fuertes las diversas inundaciones y con el tiempo se construyeron terraplenes de tierra para contener la fuerza de las aguas.
Las crisis económicas del país, las inundaciones, el auge de los textiles importados que fueron aumentado en el país a partir de 1955, hicieron que la fábrica textil de La Emilia, entrara en un ciclo de crisis que culminó con la convocatoria a acreedores en 1981 y el remate judicial en 1985.
La población disminuyó. Muchas familias se fueron del pueblo por las inundaciones y por la ausencia de trabajo. Pocos obreros quedaron a la espera de poder cumplir con los años requeridos para su jubilación.
Los nuevos dueños ensayaron un sistema cooperativo textil que no prosperó hasta que finalmente decidieron implementar el armado de ciclomotores, primero de la India y más tarde en una nueva razón social, de China.
Sin embargo, las crecientes siguieron azotando el pueblo. Después de 1966, vino la de 1978, 2001 y finalmente la de Enero del 2017 que traspasó por encima una obra de hidráulica pensada, diseñada y comenzada a construir durante el gobierno de Felipe Solá y finalizada durante la gestión del Gobernador Scioli. Esta obra, protegía mediante otro terraplén, elevado 80 cm más que el nivel de las aguas llegado en 1966.
Demostró su inutilidad pues no protegió al pueblo y mostró su cara más criminal, el de no tener salidas a las aguas y permitir que ellas acumulen en el interior del pueblo hasta que las mismas en forma natural dejen de llegar.
El 2017 la localidad cumple 125 años. Una nueva obra de hidráulica elevará al menos 50 cm aún más el nivel no superado de la obra de hidráulica anterior. Colocarán alertas tempranas que anunciarán la llegada de grandes masas de agua y compuertas para su salida.
No es la solución definitiva para las inundaciones, pues el arroyo seguirá estando allí esperando las fuertes lluvias para incrementar su nivel. Uno que se eleva más conforme pasa el tiempo, como queriendo competir con las obras humanas que quieren contenerlo.
Una presa retardadora sobre el cauce sería la solución definitiva, pero al ser un arroyo que divide provincias, esta obra inundaría momentáneamente tierras en ambas márgenes y se impone una negociación más compleja entre ambas administraciones. El tiempo dirá si la gente de La Emilia decide continuar luchando por algo definitivo o depositará su confianza en estas medidas que paliarán este flagelo por algunos años más.
Y estos 125 años, la sorprende aún reponiéndose de los daños del mes de Enero, con las ganas de confiar y volver a tener esperanzas en el futuro.