A diferencia de otros ganadores, la sensación de haber alcanzado la gloria no es algo que haya invadido a Sol Ordas de 17 años. Todavía le queda ese sabor a poco, a que esto recién empieza, a que todavía falta.
Ella lo afirma: “Yo todavía no me doy cuenta”. Y mientras tanto su nombre se replica como un eco en las redes sociales, en los medios de comunicación, en su club que la reconoce, en un país que la felicita y una ciudad que se enorgullece.
Cualquiera diría que sigue los pasos de su madre, Dolores Amaya, una remera que con tan solo 16 años participó de los Juego Olímpicos de Atlanta y clasificó para los Juegos Olímpicos en Sidney.
Pero no, se podría decir que Sol llegó al remo de casualidad. Desde los 5 años empezó a descubrir el mundo del deporte. Primero gimnasia deportiva, luego vino la natación, el voley, hockey y otras actividades que no atraparon su atención.
“Empecé remo porque no me quedaba ningún deporte para probar. No era algo que me convencía porque eran todos hombres. Por eso empecé con una amiga”, contó Sol.
Eso fue en el 2014 en el Club Regatas de San Nicolás. “Empecé sin objetivos de estar en la selección, sino para divertirme, para hacer algo”, recuerda.
Pero su destreza y talento innato hizo que a fines de ese año y principio del 2015 comenzara a competir para ser parte de la Selección Argentina, primer meta alcanzada. El 2016 y 2017 transcurrieron entre uno y otro campeonato que ponían a la luz el destino trazado para esta deportista nicoleña.
El 2018 estaba clarísimo, había que participar del Mundial en República Checa y subir de escalón. “Desde ahí no paré hasta ahora”, dijo.
“Pasar a otro nivel fue algo que pasó, no lo decidí. Fue duro la parte de estar lejos de mi casa tanto tiempo. Fueron cinco meses afuera en Mendoza y Tigre. Esa parte, en enero fue duro. Creo que fue la etapa más dura de todas”, repasa Sol sobre su entrenamiento a principio de año. Fue un momento crucial en su corta pero intensa carrera en remo. Su crecimiento fue ascendente y el reconocimiento a su entrega llegó casi sin que pudiera pestañear. Pero no todo fue aplausos y alegrías.
“Pensé hasta en dejar. Porque no sabía si era lo mío y si podía soportarlo. Fue un momento feo, pero me hizo darme cuenta que lo estaba haciendo porque yo quería y nadie me obligaba. Quería ser campeona del mundo o estar en el podio”, dijo la nicoleña que hoy cuelga una medalla de plata del Mundial Juvenil de Remo realizado en República Checa.
Meta cumplida: Se subió al podio del Mundial y ahora va por los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires en octubre.
- ¿Cuál fue tu momento más feliz de la carrera?
Ahora, el Mundial.
- ¿El momento más difícil?
Cuando empezó el último proceso hacia los juegos. La decaída que tuve y no sabía si seguir, ni que hacer de mi vida y con el deporte.
- ¿Qué es el éxito para vos?
Es el objetivo que se pone uno y poder cumplirlo de la mejor manera. Antes para mi el éxito era lo que decían los demás, lo que otro me decía que tenía que hacer. Para mi ahora es ponerme un objetivo y cumplirlo
- ¿Un lugar en el mundo?
Con mis amigas.
- ¿Cuál fue el mejor consejo que te dieron?
Tenés que confiar en vos y nada más. Eso fue clave para este mundial
- ¿Un desafío por delante?
Los juegos olímpicos y el panamericano
- ¿Un consejo para los deportistas que recién comienzan?
Que con esfuerzo y entrenando se puede llegar a lo que uno desea siempre.
Fabiana Cantilo se presenta en el Teatro San Nicolás