Esta es la segunda entrega del relato que una viajera hace de su periplo en Indonesia. En la primera nota hizo referencia a lo agobiante del clima y la belleza de sus playas. Después de acostumbrarse a nuevos usos, Ana Clara Huerta nos cuenta cómo se vive en Bali.
Ya les conté que los vendedores son una plaga. Pero esto llega a su extremo cuando la oferta continua e incansable de casi todo lo imaginable, taxi, artesanías, hoteles, excursiones, comidas, etc., se convierte en una pesadilla para los turistas que sólo desean caminar un rato tranquilos.
Los precios son baratos, si los comparamos con los de Argentina. Para darles una idea, 1 dólar norteamericano equivale a 10,700 rupias de Indonesia. En este sentido el taxi desde el aeropuerto al hotel salió 50,000 rupias, es decir aproximadamente 5 dólares. Un hotel básico, habitación doble alrededor de 60,000 rupias, y una cena en un puesto de comida local por persona con un plato y bebida 35,000 rupias. Obviamente, estos son los precios que manejan los mochileros o “backpackers” que siempre buscan las opciones más económicas, al mejor estilo Lita de Lázari.
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