Interes General
31/08/2019 - 09:15:09



Padre Matías Pérez: ¿A dónde miramos?


Cada vez que atravesamos una crisis, sea en lo personal, o a nivel comunitario-social, se ponen en juego y en acción lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros. El tiempo crítico nos despoja de toda seguridad, o nos ubica en un búnker impenetrable y por eso, de manera cruda, aparece en el escenario de la vida lo que somos, lo que pensamos realmente, lo que deseamos, lo que buscamos detrás de cada paso que damos, de cada palabra que decimos o de la mirada que tenemos.

Mientras unos miran hacia sus arcas opulentas buscando al mejor postor que las conserve y aumente, otros miran hacia sus papeles borradores, en el que una y mil veces hicieron cuentas para ver que evitar, aun cuando lo que se deja de poseer es lo básico e indispensable.

Mientras algunos miran encuestas y personas convertidas en números y estadísticas frías, poco ciertas y que despersonalizan, otros miran a sus hijos pensando cómo hacer para que no les falte lo que tenían hasta ahora.

Mientras algunos miran superficialmente la realidad que los rodea y nos rodea a todos, otros miran desde la profundidad de una realidad que los ha sumido en la desesperanza, el desaliento y el hambre, de cuerpo y de alma.

El hambre al cuerpo mata, pero también perjudica el alma, pues no existe posible vida emocional y psíquica sana si no se come bien.

Todos miran, pero nadie se encuentra. En una cultura de estratos o clases, cada uno mira de manera acotada la vida. Y allí está el desafío: Encontrarnos y mirar juntos para ver lo que no se ve y para que vean lo que no ven.

A las crisis se las sobrelleva y aborda en conjunto y colectivamente. Es imposible la batalla individual que recorta la realidad en un espacio oscuro de profundidad insondable, en el que más de uno allí muere, cada vez que constata que no llega a fichar para ser de tal o cual clase, de tal o cual estrato social. O cada vez que constata que hoy puede ser que no coma bien. Ni hablar de pensar en cubrir otros deseos, de los más vitales y básicos del ser humano.

Hoy, hay muchas familias que no pueden mirar más allá de su plato vacío, despojado de toda posibilidad de proyectos o sueños a futuro.

Y porque los tiempos de crisis se asumen y abordan juntos, es que el desafío es poder mirar más allá de lo aparente o acotado de la propia realidad. Siempre hablar de “la realidad”, es quedarse cortos con lo que “en realidad” sucede. Si no se come, no se puede pensar y mucho menos hacer un proyecto de vida.

¿Hacia dónde miramos los que comemos todos los días y hacemos las dos comidas fuertes, aunque no sin esfuerzo y sacrificio? Seguramente nos aborda el espíritu de imposibilidad de solución, pero allí está el gran salto que debemos dar: Siempre podemos hacer algo.

Si logramos de una manera u otra trascender nuestra propia nariz y plato, y nos animamos a encontrarnos entre todos, sin importar la clase o el lugar de dónde venimos, podremos pensar juntos como “unos y otros”, todos “somos pueblo”.

Después de todo, no hay alimento más fortalecedor que las propias crisis, las que se convierten en capital de experiencia que siempre será vertiente de alivio para otros, que en algún momento también la pasan mal.

Hoy aquí, mañana allí, nadie lo sabe… Y las historias más variadas lo atestiguan. El desafío es animarnos a mirarnos unos a otros compasivamente, a conmovernos (emoción que nos lleva a sentir con el otro, pero a la vez ponernos en movimiento), encontrarnos de verdad y jugarnos por soñar de una vez por todas un “nosotros” de esos que se vuelven invencibles, aún ante la crisis más aguda.

Siempre hay algo para dar: Del capital emocional, material o espiritual. Tenemos que animarnos y sentiremos la satisfacción más profunda: Esa que es el alimento de los esperanzados.


SECCIÓN COLUMNISTAS | Padre Matías Pérez

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