El Secretario General de la UOM San Nicolás, Naldo Brunelli, valoró el recurso humano del Sanatorio de la UOM, sosteniendo que “le agradecemos muchísimo a todo el personal del Policlínico, en los distintos niveles y servicios”, enfrentando hace más de un año esta pandemia.
La llegada de estos cinco respiradores llevó a la par una negociación rápida y exitosa, desde el esfuerzo económico, hasta lograr la disponibilidad de estos equipos que se exportan al mundo entero (horas antes salieron 500 a la India), como así también el traslado desde Córdoba. El propio Naldo Brunelli destacó el acompañamiento de Rubén Urbano (Secretario General de UOM Córdoba) en las gestiones y de la misma empresa TECME, donde “parece anecdótico todo el movimiento, pero requiere de logística, hasta de moverlos con custodia. Cada respirador vale 10 mil dólares”.
Reconoció que se compró uno más para tener otro de back up, aunque se necesitarían tener 2/3 más calculando una rotura del 10%. “No es fácil traer esa cantidad de dinero (en equipamiento) sin tomar algunas previsiones”, llegando el viernes por la tarde en una ambulancia del CEM S.A.
“Contribuimos en lo que más podemos desde la discapacidad intelectual le llamo yo. Esto lo saben los médicos, son ellos quienes deciden qué se hace y qué no se hace. En este sentido estamos bastante completos”, sostuvo.
“La medicina está muy mal paga desde el profesional médico, pasando por todo el personal. Hay obras sociales que hace años que no actualizan. Y eso también perjudica. El esfuerzo humano ha sido inconmensurable y la Organización no tiene palabras más que de agradecimiento”, afirmó.
LOS COSTOS DE LA MEDICINA
Enseguida aportó un dato clave sobre los duros desafíos que se avecinan para las instituciones de salud a la hora de reponer equipamiento. “Un resonador vale un millón de dólares. Al dólar oficial son 100 millones de pesos. Por eso hay que cuidar mucho los equipos. En estas condiciones, la medicina va a sufrir un gravísimo retroceso… Se dieron dos aspectos fundamentales. Nosotros vemos que nuestros profesionales hacían 45 operaciones diarias y en algún momento fueron 10. Ahora se subió algo. Eso daba alrededor de 9 mil operaciones al año. Entonces, el impacto -en nuestras finanzas- ha sido increíble y estamos con el agua al cuello. Y hay gente que tiene patologías que hace un año no se controla. Y no sabemos cuánta incidencia tendrá en el futuro en la salud poblacional. Y tampoco sabemos cuándo termina esto. Hay que tener confianza, fe en Dios y no bajar los brazos. Trabajar, trabajar, trabajar. Y despolitizarlo totalmente. Nosotros hacemos lo que toda la vida hicieron los metalúrgicos. ¡Hablar poco y hacer mucho!”.