En el Bar Pancho a luz de la calle atraviesa las botellas de gaseosa que están en el ventanal de Almafuerte. Una máquina de coser silenciosa preside y el vino capitán manda. En las mesas que nunca preguntan, un grupo está decidido a recuperar la primavera. Gardel desde la pared hecha una mirada a Aurelio y a José que están en silencio. En un atril hay un partitura para dos ángeles que fueron suspendidos en el cielo por la crisis.
El negro Oskar y Guillermo -detrás de la barra- están conspirando para erradicar el símbolo del imperialismo, la Coca Cola, en el cartel del frente.
Leo tiene alma de rey mago, va de mesa en mesa con un vaso o con una botella; uno que viene todos los días está a pico seco y vocifera. Frente a una Quilmes dos socios se reparten las utilidades de la nacional matutina a la cabeza.
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