Los vecinos de barrio Las Mellizas viven aterrados por la guerra desatada desde hace algunos días. Descaradamente las facciones se cruzan e intercambian disparos ante la vista azorada de los tranquilos habitantes de la populosa zona.
La última escaramuza se llevó a cabo a las 17:10 cuando un joven disparó contra otro que iba en moto varias veces. Milagrosamente la agresión no alcanzó al que pasaba, ni dio en los que estaban en el lugar. Antes que la policía llegara los pistoleros pusieron pies en polvorosa, y detrás de las ventanas los vecinos miraban como en la calle desierta retumbaban las maldiciones y promesas de muerte. Las detenciones del fin de semana no alcanzaron a calmar las aguas. Dicen que “hasta que no haya un muerto no va a parar”.