Pasadas las 9:00 de la mañana de este martes, se reanudó en la Sala de Audiencias del Tribunal en lo Criminal Nº 2 de este departamento judicial, las declaraciones de los testigos en la causa que tiene como imputados al presbítero Tulio A. Matiussi, al ex portero Arnaldo Anselmo Ojeda y a la ex preceptora María Luján Rubíes, por el delito de abuso sexual simple agravado, que según la Fiscalía tuvo lugar en el Jardín Belén de la ciudad de San Pedro, durante el ciclo lectivo 2017.
El primero en llegar a la sala fue el sacerdote (que se encuentra absolutamente suspendido en el ejercicio de su ministerio desde el momento de su detención y hasta que se resuelva su situación legal), quien lo hizo acompañado de familiares y amigos.
Matiussi ingresó y ocupó su lugar en el extremo (hacia calle Nación) de la línea de escritorios asignados a la defensa.
Unos minutos después también lo hicieron los otros dos imputados, Ojeda y Rubíes, también en compañía de personas cercanas.
La situación por la que no se encuentran los tres imputados sentados juntos, sino que uno de ellos está ubicado en el otro extremo, se debe a que la integración de los cuerpos letrados que ejercen la defensa son diferentes.
Si bien cada uno de los imputados reviste una condición en el proceso que les es propia y debe esclarecerse el rol que cada uno tuvo o no en los hechos denunciados, Ojeda y Rubíes se encuentran defendidos por el abogado Alejandro Ares y equipo, miembros ellos de la Defensoría oficial.
Por su parte el ex representante legal del Jardín Belén ha optado por una defensa que integran los abogados Moreno (ausente de la sala por problemas de salud) y Marchetti.
Poco a poco los lugares se fueron ocupando y fue así como apenas pasadas las 9:40 los miembros del Tribunal hicieron su ingreso (la jueza Ocariz lo hizo unos minutos más tarde).
Salutaciones de rigor para “todos y todas” por parte de la presidencia y de vuelta al ruedo.
La primera en sentarse en la silla colocada prolija y equidistantemente bajo una monumental y pulcra araña (de algo que parece ser bronce) fue la Lic. Patricia Visir. Esta profesional fue relevada del juramento de decir la verdad dada su condición de haber sido tratante de dos de los niños del jardín.
Luego de dedicar algunos minutos a explicitar sobre su formación profesional y organizaciones de las que forma parte y/o colabora, se fue entrando en los temas que hacían objeto a su presencia en la sala.
Es así como luego de reflejar parte de lo que conversaba con los niños en su consultorio, la psicóloga estimó que desde su punto de vista los síntomas de los menores por ella atendidos son “clínicamente válidos y compatibles con abuso sexual”.
Interrogada por la Fiscalía acerca de si consideraba posible la existencia de manipulación de los niños por parte de adultos que los convencieran qué y cómo decir algún nombre o situación (siempre en referencia a los dos que ella atendió), la profesional concluyó que dado los elementos propios de la personalidad de esos infantes esto no era posible.
La jornada continuó luego con la presencia de la psicóloga Inés Zaidman. La declaración de la integrante de A.C.A.Se (Agrupación Contra el Abuso Sexual) fue extensa y compleja. Con medio siglo de profesión (dijo graduarse en 1971), Zaidman participó en diferentes y funciones.
Por un lado tuvo un acercamiento a las familias en el marco de la institución nicoleña que desde hace décadas acompaña a las víctimas de abuso sexual, un rol aquí de índole institucional y como señaló en más de una oportunidad, ad honorem.
Por otro lado Zaidman fue perito de parte de cuatro de las familias al momento de la realización de las Cámaras Gesell.
Desde su perspectiva profesional también son veraces los dichos y las actitudes de los niños que tuvieron contacto con ella.
Momentos de particular tensión se vivieron con la intervención del abogado Marchetti, abogado del sacerdote que a su turno de interrogarla le consultó acerca de dichos suyos a la prensa escrita local, lo que provocó la inusual protesta del bloque acusador conformado por el Ministerio Público, abogados Granda y Padulo y el particular damnificado, Ariel Fusco.
Marchetti redobló la apuesta y continuó preguntando a Zaidman si ella había convocado a marchas contra la liberación del sacerdote que oportunamente dictaminó la Cámara (instancia judicial superior a la actual).
Zaidman fue errática y vacilante.
Luego de una serie de prolongados “no recuerdo” a las puntuales preguntas del letrado terminó reconociendo que la agrupación a la que pertenece convocó a la marcha en cuestión y a la que ella asistió.
Es de particular importancia este punto, porque es posible que la reconocida trayectoria de Zaidman (en el juicio hoy se reconoció como “militante”) pueda afectar, a ojos de la defensa, la objetividad con la que se ha llevado adelante su intervención en los diversos roles que antes confluyen en ella.
Pasado el mediodía se dispuso un largo cuarto intermedio pues el Tribunal superponía actividades y debía dar lectura a una sentencia de otra causa.
Por la tarde declararon el Sr. Rosales, el Dr. Zubieta y una mamá, Carina. Padres que no tienen hijos abusados pero que declararon sobre irregularidades que a su criterio había en el quehacer cotidiano de la institución. Dos de ellos, Rosales y Carina quedaron en una posición incómoda al exponerlos la defensa de Matiussi como empleados en relación de dependencia con SADIV, institución de la que Carla Vitale es la directora.
En las afueras del Palacio de Guardias Nacionales 47, la tranquila imagen de la mañana ya había mutado. Un largo cartel con referencias a los imputados cubría parte de la plazoleta Papa Francisco, diversas pancartas esperaban pacientemente recostadas sobre los arbustos los momentos de ser alzadas, una cruz improvisada y peluches pedían justicia. La escena había cambiado.
Cobertura: Lic Sebastián Arias