Esta tercera jornada, ha vuelto a ser maratónica, ha concluido 20.20 hs y no sólo ha sido extensa en cuanto a su duración sino que también lo ha sido por la particular profundidad del contenido de los testimonios aportados.
Como hemos dicho en líneas anteriores, durante la mañana se proyectaron las cámaras Gesell realizadas a los menores en el marco de la pericia oficial y a continuación brindó testimonio la psicóloga que los llevó adelante, Juana Flores; relatando que desde su óptica profesional los dichos de los niños eran verosímiles en lo que respecta al abuso sexual.
La tarde no estuvo exenta tampoco de testimonios de alto voltaje. Muy esperados algunos de ellos por parte de las defensas de los imputados, en particular por la defensa del sacerdote (suspendido) Tulio Matiussi que recordemos recae en cabeza de los abogados Gustavo Moreno y Juan Carlos Marchetti.
Probablemente dos de los testimonios que a criterio de este cronista deben resaltarse son el de las docentes de la institución Jardín Belén. Esta palabra es de supina importancia porque dieron su versión al Tribunal, integrado por los jueces Baquedano, Ocariz y López, acerca del funcionamiento cotidiano del Jardín en el año 2017.
A su turno, Perla Bassante docente con 25 años de permanencia en el Jardín Belén y que desde septiembre de 2017 se desempeña como secretaria del mismo (antes lo hacía como maestra de la sala de 5 turno mañana) brindó detalles acerca de cómo se encontraba integrado el equipo que con distintos roles y funciones llevaban adelante la gestión diaria del .
El Jardín disponía de 3 salitas para chicos de 3, 4 y 5 años. Aproximadamente concurrían 30 niños por sala, es decir unos 90 alumnos en el turno mañana y la misma estimada cantidad para el turno tarde. Los alumnos ingresaban a las 8 y se retiraban a las 12. Además de las docentes de sala, se contaba con una directora, una secretaria, una preceptora y un personal de maestranza. Entre los turnos existían algunas variaciones; cambiaban las docentes las salitas y las preceptoras. El personal directivo y el maestranza (comúnmente llamado portero) eran el mismo. Es decir, que en relación a los imputados, Anselmo Ojeda cumplía funciones en las dependencias tanto en el tuno mañana como en el de la tarde.
De las declaraciones de la sra. Bassante de hoy, surge como hecho particularmente atípico que el portero, luego de abrir la escuela, se dirigía diariamente a abrir la parroquia. Esta situación fue identificada rápidamente por la fiscalía como anómala e intentó profundizar en la naturaleza de las actividades que el sr. Ojeda realizaba también en el templo de San Roque al tiempo que debería haber estado en el Jardín. También hizo particular referencia a las constantes salidas del portero a cumplir fuera de la institución diversas diligencias que le eran solicitadas. Como las respuestas le parecían un tanto vagas, el fiscal chicaneó “quisiera yo el trabajo del señor Ojeda”, en referencia a las pocas actividades que lograba enumerar la testigo que eran realizadas, esta situación evidentemente quedó en el inconsciente del Dr. Ares que, ya despierto, y a su turno le refirió una considerable lista de tareas que la testigo corroboró realizaba Ojeda.
Pero a los fines del sustrato de la causa, la declaración de la sra Bassante tiene, siempre a ojos de este cronista, 3 ejes centrales. Por un lado, dada la dinámica propia de la institución refirió que los niños de sala de 3 no iban solos al baño nunca, que en caso de ser necesario que alguno tuviera necesidad de ir en horario en el que se encontraban con actividades dentro de la sala, se le solicitaba a la preceptora, en este caso María Rubíes, los acompañara.
Que bajo el supuesto caso que la preceptora estuviera ocupada con otro tipo de tareas, la directora o la secretaria eran quienes acompañaban al menor al baño. Según Bassante se ejercía siempre en el jardín una vigilancia estricta con respecto a que el portero no compartiera espacios y/o actividades con los chicos solos; como ejemplo se puso que en el caso de tener que hacer alguna tarea de mantenimiento en el patio (barrer hojas) o se hacía fuera del horario escolar o bien cuando los chicos estaban dentro del edificio y no en el mencionado patio.
También explicó que las diversas actividades que tenían los cursos que asistían al Jardín siempre requería la utilización del Salón de Usos Múltiples (SUM), sobre el cual se encuentran emplazados los baños; que por este motivo era imposible que alguna actividad irregular se llevara adelante en ellos y no fuera advertido por el resto del personal. El Jardín, como pudo verse en las filmaciones proyectadas por la fiscalía y la planimetría exhibida no es un edificio con grandes dimensiones.
Un segundo eje que me parece muy interesante subrayar de los dichos de la declarante tienen que ver con la relación del sacerdote (suspendido) Matiussi con las autoridades y docentes del Jardín especialmente en ese año 2017. Según explicó Bassante, se había desatado un muy fuerte conflicto institucional entre las docentes del jardín y el equipo directivo con el representante legal (Matiussi), este enfrentamiento se encontraba vinculado a dos hechos por un lado los rumores de falta de transparencia en el manejo de los fondos que se recibían para la construcción de una escuela primara que dependería también de la parroquia (al igual que el Jardín), y por otro lado, que a criterio de las docentes se estaba recargando demasiado a los padres del jardín con cuestiones onerosas que en definitiva no eran para el mismo.
Este era el sustento por el cual el sacerdote en ese año 2017 casi no pisó el jardín. Lo hacía por alguna cuestión administrativa muy puntual (como llevar las planillas mecanizadas para que sean firmadas por los docentes) y sólo accedía a la dirección y se retiraba casi de inmediato, sostuvo Bassante.
Consultada por el dr. Marchetti acerca de si creía posible la participación de Tulio en los hechos que lo tienen como imputado, la docente fue terminante: no. Porque ese año no fue casi al jardín y porque de ingresar Tulio o cualquier otro adulto al baño de niños era imposible que esa situación no fuera notada por el resto del personal, sumado al hecho de que los niños no van solos al baño. Todo esto siempre según las declaraciones de la actual secretaria del Jardín Belén.
La última testigo de esta tercer jornada fue Florencia Bonvissuto, de especialísima importancia porque era la docente de la sala de 3 durante el año 2017 (ella se incorporó en el mes de mayo, luego de una licencia), pero es la sala a la que concurrían algunos de los niños cuya situación da origen al presente juicio. La declaración de Bonvissuto fue realizada vía videollamada de la plataforma digital Whatapp (nota aparte merecería la referencia a los recursos informáticos en cuanto a su pertenencia y seguridad). Como en un film de Buñuel, la presidencia del tribunal, la fiscalía y la defensa, con sus propios teléfonos particulares (resolvieron unificar fiscalía y particular damnificado y las defensas) activaron sus teléfonos (esa maravillosa tecnología que se le impidió usar a los trabajadores de prensa hoy) y haciendo una especie de malabarismo colocaban un micrófono de esos grandotes y apariencia de cucurucho con una sola bocha de helado, sobre el parlante del teléfono.
Si no fuera por la gravedad de la temática que nos convocaba, les aseguro estimados lectores que le escena era verdaderamente desopilante. La línea de las preguntas y las respuestas a Florencia fueron en la misma dirección que el interrogatorio a Bassante. Dejando en claro el hecho de que los chicos no iban al baño solos, que el rol del portero se encontraba alejado del quehacer del los infantes, y coincidió también el manifestar que Tulio Matiussi en el año de los hechos referidos por la fiscalía no fue casi a la institución.
Más arriba señalé y a los fines de no repetirme más de lo habitual, que la exposición de la secretaria de la institución había girado (en función de las preguntas que le fueron formuladas por la fiscalía, particular damnificado, defensa oficial, defensa particular en ese orden) sobre 3 ejes, hemos expuesto dos de los mismos y el tercero, que es coincidente también con lo expresado por Florencia Bonvissuto lo relatamos a continuación porque por algún motivo que podemos intuir pero aún no vislumbrar resulta de particular interés para la defensa de los imputados y realmente es algo como mínimo sumamente curioso.
El día lunes, al momento de prestar su extenso y sentido testimonio, una de las mamás refiere una frase de la que tomé nota pero sobre la cual no preguntaron luego las partes habilitadas para hacerlo. La madre refirió a una situación puntual con su padre con una conducta que no debería haberse producido pero que en el mismo testimonio desvinculó de tener alguna vinculación con los casos de abuso sexual.
En el día de hoy, tanto Bassante como Bonvissuto hicieron referencia expresa al mencionado hecho que tuvo lugar en el mes de septiembre del año 2017 (unos meses antes de las denuncias por abuso).
Según las docentes, en una ocasión el abuelo de dos de los niños se hace presente en el Jardín (sin el acompañamiento de los padres, es decir va solo), y le solicita a Bassante poder preguntarle a sus nietos acerca de si ellos recordaban haber dejado en algún lugar particular un sello (de goma) que él necesitaba. Bassante accede al pedido y es así como llega la nieta para ser consultada por el abuelo.
Sin motivo aparente, el abuelo se tiró al piso, se recostó elevó sus piernas, puso a su nieta sobre sus genitales y jugó con ella unos instantes, en presencia de la secretaria Bassante y la maestra de salita (que había traído la nena) Bonvissuto, del portero Ojeda y de la preceptora Rubíes que circunstancialmente pasaba. A pedido de la docente, se labró un acta para dejar constancia del extraño momento vivido.
A ese extraño suceso refiere también la Cámara (instancia judicial superior a la actual), cuando oportunamente reprende al fiscal por no haber indagado aún más en esa línea de investigación.
A modo de cierre, quiero comentarle a los lectores de este medio y de estas líneas en particular, que no esperen mayores referencias a lo que dijo o le ocurrió a tal o cual menor, o tal o cual familia. Ni siquiera con las iniciales. Me parece que esos detalles están más vinculados al morbo que a la búsqueda objetiva de lo que pasaba en el Jardín Belén en aquel infausto año de 2017.
Cobertura: Lic Sebastián Arias