Judiciales
14/05/2022 - 12:49:01



Caso Jardín Belén: la quinta jornada del juicio fue la de mayor tensión, dentro y fuera


(Cobertura: Lic. Sebastián Arias) Este viernes 13 de mayo a las 9:40 hs., se reanudó la que se esperaba fuese la última de las audiencias en las cuales se escucharía la voz de los testigos, que desde la tarde del miércoles son los aportados por la defensa.

Al finalizar la jornada del día jueves, se había preestablecido un cronograma de labor, que contemplaba para este día oír entre 12 y 13 testimonios, con lo cual se postergaron los alegatos de clausura (discurso en el que el fiscal, el particular damnificado, el defensor oficial y los defensores particulares exponen de forma oral porqué el Tribunal debería dictar una sentencia conforme a lo que cada uno de ellos entiende fueron los hechos).

Pero la sorpresa de la mañana, aunque los rumores circulaban desde la noche, era que quizás esta hoja de ruta se podría alterar en función de una reducción en la cantidad de testigos y que la alegación tuviera lugar esta misma tarde de viernes.

El clima estaba enrarecido. Ya la tensión contenida, que tanto en calles como al interior del palacio de calle Guardias Nacionales 47 se había deslizado por una suave pendiente desde el lunes, volvía a retomar su senda alcista. Algo así como el riesgo país luego de una desmentida oficial.

Se esperaba para media mañana, una movilización de agrupaciones que se encuentran comprometidas con la lucha y la visibilización de la aberrante problemática del abuso sexual, en particular el infantil. Esta visibilización, parece también ir en dirección de luchar contra la impunidad.

La búsqueda de justicia debe ser el motor que sustituye a la búsqueda de venganza, esa podría ser una paráfrasis aceptable de los dichos vertidos por una autodefinida “militante” de la causa, al momento de prestar declaración frente al tribunal. Con esas consignas y algunas otras, más surgidas desde la emoción, es que se concentrarían en las adyacencias de la Casa de Justicia, en principio a partir de las 9.30 hs.

Adentro, como hemos dicho, el clima también se encontraba más tenso. La cantidad de medios presentes sólo era comparable con la que existía el día lunes. La asistencia de público, familiares denunciantes y de los imputados también habían aumentado su presencia al punto de modificar la tradicional asignación de asientos, que se daba por ajuste mutuo entre quienes presenciamos las audiencias cotidianamente.

Esta modificación del lugar de espectador de este cronista, le permitió ser testigo casual de un hecho que me pareció digno de ser recogido a pesar de que no haber compartido con ustedes, ningún hecho que no sea sustancial al desarrollo del proceso y menos aún que forme parte de la intimidad de los grupos conformados, a pesar de haber oído extraoficialmente muchas cosas estos días, realmente muchas y de todos lados. Pero la situación en cuestión tuvo una pequeña intervención mía, así que por ser parte me permito contárselas; del resto, secreto profesional.

Cuando estaba comenzando la audiencia, una de las mamás denunciantes, conversaba con otra que se encontraba en la fila delantera y le dice que hoy, 13 de mayo era el día de la Virgen de Fátima. Se sorprenden y se alegran. Me preguntan (y he allí mi pequeña, y lamentablemente poco esclarecedora participación), si era ella era la protectora de los niños (en referencia a la advocación portuguesa), a lo cual digo que realmente no sé. Pero ellas, dicen que se encomiendan en este particular día a la Virgen de Fátima. Interna y clandestinamente, me uní a su oración.

Ese momento de toma la palabra la Dra. Baquedano para dar el inicio formal a la audiencia, como se ha dicho, eran las 9:40 hs. La joven y solícita auxiliar se asoma al pasillo y pronuncia en voz alta el nombre que tenía prolijamente escrito en unos formularios donde se encuentran consignados los nombres del declarante. Resuena entonces en los pasillos y un poco en la sala, el nombre de María Eugenia Porthé.

Esta mención resultaba desconocida para la gran mayoría de los presentes, un ¿quién es? Pudo escucharse un poco más elevado de lo que los tonos prudenciales aconsejan para esa situación, como en la tira de Gómez Bolaños, cuando el Chavo quedaba expuesto hablando luego de que todos callaban.

Su ingreso pausado encontró perfecta armonía luego con lo entrecortado de su voz. El bloque de preguntas lo inició el Dr. Alejandro Ares (recordemos que ahora, al ser testigos proporcionados por la defensa son ellos quienes preguntan primero, el actual orden para interrogar es: defensoría oficial, Ares y equipo; defensores particulares, Dres. Moreno y Marchetti; Ministerio Público, los fiscales Dres. Granda y Padulo; y finalmente el particular damnificado, Dr. Fusco). Decíamos entonces que comenzó interrogando el Dr. Ares, y a partir de su primera pregunta ya tuvimos muy en claro quien era y qué hacía allí.

Porthé es psicóloga. Intervino como perito de parte (es decir propuesta por la defensa oficial), en la realización de las Cámaras gesell y realizó pericias psicológicas a la imputada María Luján Rubíes y participó de las que se le realizaron al ex portero Arnaldo Anselmo Ojeda.

Porthé hizo mucho hincapié en distinguir esas dos situaciones, es decir, que manifestó (según comprensión de este cronista, ubicado en esta quinta jornada en la segunda fila del público), que en cuanto a las conclusiones de sus informes, se sentía mucho más segura de aquellas en las que ella había podido seleccionar la batería de test a implementar y los métodos de abordaje según cada situación particular.

Avanzando en su relato, luego de explicar rápidamente lo que dice la sociología cognitiva sobre personalidad y comportamiento, la perito psicológica (de parte), expuso lo que encontró en Rubíes a quien definió como alguien de personalidad integrada. Que no se condice con el perfil de un abusador. En esta pericia, sobre la que más sólidamente se encontraba Porthé en condiciones de responder, pues fue ella y no otro profesional quien seleccionó el método de abordaje y los test a implementar (mencionó el de Rorschach –el de las manchas-, el del “hombre bajo la lluvia” –tiene que dibujar- , entre otros); dictaminó la profesional que no encontró indicadores de psicopatología en ellos.

Con respecto al ex portero Arnaldo Anselmo Ojeda, la psicóloga volvió a aclara que no fue ella quien realizó la pericia sino que participó de su realización. Que en la personalidad de Ojeda se detectaron rasgos de ansiedad, pero que ella lo atribuyó al contexto de encierro (el ex portero del Jardín Belén se encontraba detenido en unidad penitenciaria al momento de la realización) por el que estaba atravesando y que por lo tanto, según ella era una conducta esperable. También entendió como en el caso de Rubíes que Ojeda no tiene un perfil compatible con el de abusador.

La psicóloga Porthé, habló en un momento acerca de que los imputados tenían comportamientos dentro de lo que definió como “parámetros normales”; esto motivó que la fiscalía a su turno de interrogarla, se referenciara sobre esta concepción de qué se quiere decir por “normalidad” y si una persona considerada, en principio “normal” podría cometer abusos.

Por momentos, el intercambio de preguntas y respuestas fue tenso. Esta situación que derivó incluso en una intervención del Dr. Ares, pidiendo al Tribunal que le solicitara al Dr. Granda permitiera terminar de hablar a la testigo, pues existían algunas repreguntas del fiscal titular de la UFI 8 de Baradero, antes de que Porthé terminara de explayarse sobre la pregunta anterior.

Esta situación puede ser comprensible, desde los diversos marcos de razonamiento lógicos de ambos profesionales. Frente a las respuestas concretas que formulaba el fiscal, congruente con el ámbito del derecho y de las que parecía esperar un “sí o no”, desde la psicología se le oponía un relativismo propio de su estadío científico (le comento al lector que en ámbitos de la epistemología académica existen numerosos y acalorados debates acerca del carácter científico de la psicología).

Se pasó luego a considerar las pericias que en Cámara Gesell le fueran practicadas a algunos de los menores que concurrían al Jardín Belén en aquel ciclo lectivo de 2017. Aquí también Porthé cuestionó la metodología implementada por su colega (Juana Flores fue la perito oficial, aunque Porthé no la nombró), manifestó que a su criterio los chicos llegaron a las pericias en condiciones que no son aptas, que el contexto ansioso podría generar influencias a niños qué -según explicó- son muy sugestionables a esa edad, y que en virtud de todas las preguntas que los padres y otros profesionales intervinientes les habían realizado, ello pudo haberlos sugestionado e influenciado en algunas de las respuestas que los menores manifestaron.

Por lo que en esas condiciones, sostuvo Porthé, desde la psicología no se puede afirmar con certeza que el relato obedezca a algo que le pasó al niño directamente, lo presenció con relación a otros o se lo contaron.

Como es natural, mientras la psicóloga perito de parte de la defensa de Ojeda y Rubíes declaraba, un importante sector del público, que como se ha dicho era notoriamente mayor al de los días previos, no podía dejar de manifestar su incomodidad.

Un choque emocional importante se producía en esa medianera física y simbólica que representa la barandilla que separa los espacios preparados para el público y la prensa, de los actores protagonistas de la audiencia: frialdad, legalidad y racionalidad de un lado y el corazón en el otro. El convencimiento producto de las vivencias y el frío relato de hechos del otro. Sin duda esa barandilla divide la esfera donde reina lo que los griegos llamaban Pathos – simplifiquemos en decir el pensamiento bienintencionado pero emocional- del Logos –pensamiento dominado por lo lógico racional desprovisto de sentimientos.

Tensión, indignación, bronca, alivio, alegría, eran sensaciones que estaban presentes según se trate de familiares de los menores o de los imputados. Todos obligados a coexistir en un pequeño espacio. Algunos padres incluso se retiraron del recinto. Una situación similar se vivían días atrás cuando declaraban los testigos de la Fiscalía con los familiares de los imputados. Indudablemente, el sector del público es el espacio de las emociones.

Pero volviendo al relato de lo que este cronista oyó decir a la perito (de parte) es que según su observación profesional de las pericias, en ninguno de los casos existen signos inequívocos de abuso. Es decir que para ella no se puede asegurar de manera indubitable que los hechos que la Fiscalía imputa a Matiussi, Ojeda y Rubíes, hayan ocurrido. Una bomba emocional al corazón de los padres.

El final de su exposición tampoco estuvo exento de cierta confrontación que por el tenor discursivo al que llegó, mantenía a los observadores con la expectativa similar a la de las viejas telenovelas venezolanas (vaya el correspondiente homenaje al Lupita Ferrer en Cristal). Pero este no era un culebrón televisado y guionado. Aquí se debatían situaciones reales que involucraban personajes reales y con consecuencias duras para unos y otros. Todos también dañados de una u otra forma.

En su larga exposición, en algún momento Porthé referenció que parte de lo que ella entendía era la influencia que los chicos habían recibido en lo que consideró la construcción del relato, se debió a que los “padres habían mantenido reuniones y hablando de este tema delante de los menores”. Es este uno de los puntos que generó la intervención de los fiscales Granda y Padulo acerca de cómo ella podía afirmar esa situación. La psicóloga tuvo allí finalmente que retractarse de ese punto, asumiendo que no le constaba que eso haya ocurrido efectivamente así. En una mañana difícil, frente a un testimonio complejo; este episodio fue punto para la Fiscalía.

Luego del testimonio de la profesional que había vertido sus conclusiones en las que se quebraba por primera vez el consenso hasta entonces manifestados por los psicólogos con relación a la existencia o no de abuso en los niños, parecía poco probable que algo pudiera hacer escalar aún más la tensión y la emoción. Sin embargo así ocurrió, siempre al parecer de este improvisado cronista.

Una vez más, la auxiliar se dirigió a la puerta de ingreso de la sala, pidió paso a los efectivos de la Policía Bonaerense (que custodian el recinto durante toda la jornada de un lado y otro de la puerta), y exclamó: ¡Daniela Garmendia!
Los familiares de los menores casi no podían contener la bronca, su incomodidad era más que manifiesta. Murmullos. Hacía ingreso en la sala, la docente que estuvo a cargo de los niños de salita de 3 (rosa) del Jardín en los primeros meses de ese infausto 2017; período en el cual según los padres denunciantes, se manifestaron los más importantes cambios en la conducta de sus hijos. Un tembladeral.

Garmendia habló con firmeza. No dudaba de sus expresiones. Contó al igual que sus pares docentes que se desempeñaban en el jardín el funcionamiento del mismo. Horarios de entrada y salida, el trencito, el acompañamiento de los padres a los chicos hasta la puerta de la salita, no del jardín, sino de la salita. Negó que los chicos alguna vez quedaran solos en su sala. Explicó que los niños de salita de 3 siempre van al baño con un acompañante (la preceptora o en caso de que ella esté ocupada personal directivo). En esto marcó una diferencia entre las distintas salitas. Garmendia contó que los niños de salita de 4, por ser ya más grandes, a veces sí iban solos al baño, pero que nunca lo hacían los de salita de 3.

Consultada con relación a la disposición de los baños, la docente refirió que los mismos siempre se encontraban con las puertas abiertas y que su ingreso se daba desde el SUM (Salón de Usos Múltiples) que siempre se encontraba ocupado en aquel año 2017 pues la sala de música tenía problemas edilicios que impedían la realización de actividades en ella. Sobre este tema, Garmendia dijo que también era uno de los puntos de conflicto con el ex representante legal, el sacerdote (suspendido) Tulio Alejandro Matiussi, porque a criterio de los docentes, Matiussi destinaba recursos y atención a la construcción de la escuela primaria mientras el jardín también tenía necesidades concretas que no eran a su criterio suficientemente atendidas. Este punto fue aprovechado para ser profundizado por la defensa del cura, que en cabeza de los Dres. Moreno y Marchetti la indagaban sobre la presencia del imputado en ese año en el jardín. Garmendia, dijo que muy excepcionalmente pudo ver al cura ese año en el Jardín.

La docente, que desde hace 14 años es docente de esa institución relató al Tribunal, que todos sus hijos fueron a esa institución. Recordemos que ella era la docente de la salita donde concurrían algunos de los menores que comenzaron a manifestar los síntomas de abuso según sus padres. Es por eso que se le consultó acerca de un hecho particular que mereció una vez más las exclamaciones y murmullos del otro lado de la barandilla.

Garmendia contó que en el marco de la cultura organizacional del Jardín Belén, era costumbre festejar allí el cumpleaños de los niños. Se disponían en el SUM (ese espacio tan nombrado porque en él se encuentran los baños en cuestión), las mesas en formas de U donde se preparaba la mesas con las golosinas e infusiones para que los chicos festejen. Una curiosidad del Jardín es que a este festejo venían también los familiares del cumpleañero homenajeado.
Fue así como llegó el cumpleaños de uno de los menores cuyos padres denuncian fueron abusados. Se disponen las mesas como de costumbre y los niños se encuentran allí. En un momento ingresa el abuelo del menor que cumplía los años y según Garmendia, al momento de producirse el ingreso del mismo, el menor entra en crisis de llanto al punto tal que su madre debió sacarlo y retirar al niño de su propia fiestita. La docente contó también que ese no había sido el único episodio en el cual ese menor en cuestión manifestaba llanto e incomodidad frente a la presencia de adultos varones; la misma situación había ocurrido en los festejos de otros niños.

A su turno, la Fiscalía arremetió contra las declaraciones de Garmendia. La misma, respondía a las diversas preguntas del fiscal con firmeza y con la destreza que da el saber manejarse (dijo tener 14 años de ejercicio) en un ámbito aún más complejo que la telaraña judicial: la burocracia docente. A los integrantes del Ministerio Público no se los notaba cómodos con este testimonio, parecía que incluso las muestras de apoyo a los padres que provenían de la convocatoria que en ese momento se realizaba fuera, lo desconcentraba. Mientras escuchaba una respuesta de Garmendia, a las 11.50 hs, el fiscal hace una seña al sector que ocupaban los familiares y este cronista, aparentemente referida a pedir moderar el sonido de los redoblantes, un padre salió y los ruidos dejaron de atronar en la sala. Quizás haya sido sólo casualidad. Quizás.

Concluido el testimonio de Daniela Garmendia, pero sin que ella abandonara aún el recinto, el fiscal pide al Tribunal le formulara proceso por falso testimonio. La defensa particular de Matiussi y de Granda protestan. Cruces, el juez López incluso interviene, con su especial estilo imperativo, y le dice a uno de los abogados que lo que refiere es un alegato y no para esta instancia. Garmendia intenta defenderse y explicar, la presidenta del Tribunal le indica que no era momento para que ella pudiera hablar. Cierta satisfacción en los familiares de las víctimas, bronca entre los de los imputados. Momentos de fuerte incomodidad. Finalmente la docente de la salita rosa, abandona la sala; parecía estar desconcertada sobre lo que acababa de ocurrir.

La quinta jornada fue quizás hasta el momento la de mayor tensión dentro y fuera. Los pasillos eran un hervidero de familiares, prensa, policía, empleados judiciales, abogados, particulares (porque este no es el único proceso que se lleva adelante en el palacio de Guardias Nacionales 47). Información, rumores, miedos, alivios, todo se mezclaba en esos pasillos.

Después de tantos días de cobertura, este cronista conversa con diversos sectores, todos ellos aportan datos de lo más variado, padres que me refieren cómo han sido las reuniones o las entrevistas con los psicólogos, a otros que me cuentan el contenido presunto de la denuncia sobre la cual el tribunal no permitió (a pedido de la fiscalía recordemos) interrogar a testigos. Nada de eso será publicado en estas crónicas. El compromiso asumido es contar lo que he visto y oído fundamentalmente en la sala, intentando reproducir lo más fielmente posible lo que transcurre allí cada una de las jornadas.

Hace unos años, cuando comencé a estar frecuentemente en los distintos medios de prensa de esta ciudad, un viejo maestro de la facultad que seguía mis participaciones me regaló una reflexión de un importante referente del pensamiento iberoamericano, Rafael Barret, quien decía: “La esencia del periodismo es dramática. El periodista auténtico oculta lo suyo y revela lo ajeno; reúne en sí las vibraciones dispersas y las transmite; semejante al cómico, desaparece bajo la realidad que nos transfiere”.

Entregaremos este fin de semana, estimados lectores, una síntesis de lo que ha sido hasta aquí el desarrollo de este especial y doloroso caso. Quizás reiterativo para quienes vienen siguiendo estas líneas cotidianamente, pero útil para quien quiera acercarse a los hechos transcurridos en la sala de audiencias del Tribunal Oral Criminal N° 2 del Departamento Judicial San Nicolás desde la mirada de un improvisado cronista.

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