El 28 de Julio se celebra el Día Mundial de la Hepatitis, una iniciativa instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el fin de concientizar del flagelo mundial que significan las hepatitis virales e impulsar iniciativas para concertar una estrategia global en el sector de salud.
Se conmemora en esta fecha en homenaje al natalicio del Dr. Baruch Samuel Blumberg, descubridor del virus de la hepatitis B.
En mayo de 2016, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó la Estrategia Mundial del Sector de la Salud (GHSS) sobre la hepatitis viral, que propone eliminar la hepatitis viral como amenaza para la salud pública para 2030 (definida como una reducción del 90% de la incidencia y del 65% de la mortalidad con respecto al VHB y el VHC)
El lema de la campaña para el Día Mundial de la Hepatitis de este año es “Un futuro libre de hepatitis” dirigido a la prevención de la hepatitis B en las madres y los recién nacidos. El 28 de julio, la OMS publicó nuevas recomendaciones para prevenir la transmisión maternofilial de este virus.
Los cinco virus de la hepatitis (A, B, C, D y E) son distintos; pueden propagarse de diferentes maneras, afectar a distintas poblaciones e impactar a la salud de diversas formas.
Hepatitis A: a nivel mundial, el virus de la hepatitis A por lo general se transmite cuando sin saberlo una persona ingiere el virus mediante el contacto con objetos, bebidas o alimentos contaminados con pequeñas e indetectables cantidades de materia fecal o heces de una persona infectada.
La hepatitis A no causa una infección crónica para toda la vida y raramente es mortal, pero puede producir síntomas graves. La vacunación es la mejor manera de prevenir la hepatitis A. Sin embargo, la buena higiene de las manos y mejores condiciones sanitarias, así como mayor seguridad de los alimentos, también pueden prevenirla.
Hepatitis B: a nivel global, el virus de la hepatitis B se transmite con mayor frecuencia de una madre infectada a su bebé al momento del nacimiento y entre los niños que no se han vacunado. Las personas también se pueden infectar a través del contacto con la sangre y otros líquidos corporales mediante el uso de drogas inyectables, equipo médico no esterilizado y el contacto sexual.
La hepatitis B es más común en el África subsahariana y Asia, pero también tiene alta incidencia en la región del Amazonas en América del Sur, las zonas del sur de Europa central y oriental, el Oriente Medio y el subcontinente indio.
La hepatitis B puede variar desde una afección leve que dure pocas semanas hasta una enfermedad grave y crónica. Si una persona se infecta al nacer o durante la primera infancia, es más probable que presente una infección crónica, lo que puede causar cirrosis o incluso cáncer de hígado.
Ponerse la vacuna contra la hepatitis B es la forma más eficaz de prevenir esta enfermedad. La OMS recomienda que todos los bebés reciban esta vacuna tan pronto como sea posible después del nacimiento, seguida de 2 a 3 dosis adicionales. En muchas partes del mundo se ha logrado una reducción drástica en la cantidad de casos nuevos de hepatitis B gracias a los programas de vacunación infantil ampliamente difundidos.
Hepatitis C: el virus de la hepatitis C se transmite mediante el contacto con la sangre de una persona infectada. Las personas se pueden infectar al compartir cualquier equipo usado para preparar e inyectarse drogas y a través de las inyecciones médicas y otros procedimientos médicos realizados de manera insegura.
También se puede transmitir, aunque es muy raro que ocurra, de una mamá infectada a su bebé durante el parto. También puede causar tanto infecciones agudas como crónicas, pero en la mayoría de las personas infectadas se produce una infección crónica. Entre aquellos con infección crónica, una cantidad significativa presentará cirrosis o cáncer de hígado.
Con nuevos tratamientos, más del 90 % de las personas con hepatitis C pueden curarse en 2 o 3 meses, lo cual reduce el riesgo de muerte por cáncer de hígado y cirrosis. En la actualidad, no existe una vacuna contra la hepatitis C, pero hay investigaciones en curso en esta área.
Hepatitis D: el virus de la hepatitis D se transmite mediante el contacto con sangre infectada. La hepatitis D solamente se produce en las personas que ya están infectadas con el virus de la hepatitis B. Quienes no estén infectados con hepatitis B, pueden prevenir la hepatitis D vacunándose contra la hepatitis B.
Hepatitis E: el virus de la hepatitis E se transmite principalmente a través de agua para beber contaminada. Sin embargo, las mujeres embarazadas que tengan hepatitis E están en considerable riesgo de morir debido a esta infección.
La hepatitis E se presenta en todo el mundo, con la mayor cantidad de infecciones en el este y el sur de Asia. La mejor calidad del agua y de las condiciones sanitarias puede ayudar a prevenir nuevos casos de hepatitis E.