Interes General
29/07/2022 - 08:16:02



29 de Julio: La Noche de los Bastones Largos


El 29 de julio de 1966, la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía desalojó violentamente distintas facultades de la Universidad de Buenos Aires, ocupadas por autoridades, profesores y alumnos en defensa de la autonomía universitaria. Las incrébles imágenes recorrieron el mundo ese mismo día, pero sus consecuencias perduran hasta hoy.

Durante la aciaga noche del 29 de julio de 1966, después de intervenir todas las universidades del país, la oscurantista dictadura liderada por Juan Carlos Onganía ordenó el desalojo por la fuerza de cinco facultades de la Universidad de Buenos Aires.

Los largos palos de madera con los que las fuerzas policiales reprimieron ferozmente a estudiantes, profesores, autoridades y graduados, hicieron que este triste episodio pasara a las páginas más oscuras de la historia argentina como “La Noche de los Bastones Largos”.

Si la reforma universitaria de 1918 había sido un hito de la Argentina moderna y una de las principales herramientas de movilidad social ascendente, esa noche se consumó el retroceso más importante de la educación pública en lo que transcurría del siglo XX, y se clausuró violentamente una etapa dorada de la universidad argentina que había consolidado la práctica de la ciencia moderna, la aplicación del conocimiento científico a los problemas del desarrollo nacional y la modernización de la cultura.

La misma noche del golpe, las autoridades de la UBA habían consensuado una declaración que hacía “un llamado a los claustros universitarios en el sentido de que se siga defendiendo como hasta ahora la Autonomía Universitaria (…) y que se comprometan a mantener vivo el espíritu que haga posible el restablecimiento de la Democracia”.

En esa línea, cientos de docentes de la Facultad de Ciencias Exactas firmaron, además, una declaración manifestando su “irrevocable decisión de no reconocer otras autoridades de la Facultad y de la Universidad de Buenos Aires, que las que legítimamente emanan del cumplimiento del Estatuto Universitario, así como de las leyes y de la Constitución Nacional”.

Disueltos rápidamente el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia, intervenidas todas las provincias y prohibida la actividad de los partidos políticos, la Universidad permanecía aún como uno de los últimos bastiones de resistencia frente al rápido avance dictatorial sobre las instituciones democráticas.

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