La jueza en lo Civil y Comercial de Rosario Mónica Klebcar dictó una medida cautelar en favor de una mujer que fue víctima de una ciberestafa y le ordenó a dos bancos que restituyan el dinero que había desaparecido de la cuenta sueldo de la damnificada. Más allá de este resultado favorable para la denunciante, que le permitió recuperar la plata, ahora el proceso judicial continúa por daños y perjuicios en contra de las dos entidades bancarias por no haber establecido procesos de verificación de identidad para conjurar esos delitos.
El caso que llegó a los Tribunales provinciales tuvo como protagonista a una médica de unos 50 años que trabaja en relación de dependencia en una empresa de medicina. En los primeros días de mayo, la profesional de la salud recibió en su cuenta sueldo el depósito de los haberes correspondientes del mes más una asignación por vacaciones. La maniobra delictiva quedó al descubierto al día siguiente, es decir viernes a la tarde, cuando la víctima recibió un correo electrónico de su banco, Supervielle S. A., en el que le informaba que había realizado una trasferencia por casi 700 mil pesos a una cuenta radicada en el banco Itaú. Era prácticamente el total de los fondos que tenía la cuenta.
Maximiliano Toricelli, abogado patrocinante de la víctima de estafa electrónica, precisó los problemas que sufrió su cliente. “De inmediato se comunicó con la línea 0800 de atención al cliente, pero como ya era viernes después de las 6 de la tarde le indicaron que se presentara el lunes el banco. Allí, en el Supervielle, y a primera hora, le informaron que la transferencia del dinero se realizó a una cuenta del banco Itaú. Cuando se presentó en ese segundo banco para pedir explicaciones, le informaron que la cuenta a la que llegó el dinero estaba abierta a su nombre”.
Toricelli señaló que, mediante medidas de aseguramiento de pruebas que se inició tras la denuncia en los Tribunales, “la cuenta en el Itaú se abrió ese mismo viernes en forma on line, con un teléfono radicado en Buenos Aires, con un correo electrónico falso o que no correspondía con el de ella y hasta había una foto de un hombre. Ante esto mi clienta quiso saber hacia qué cuentas del Itaú había sido girado el dinero y ahí empezaron los problemas, porque el banco no quería dar esa información hacia donde había ido el dinero, que ya no estaba en la cuenta, una situación totalmente absurda.”
“Después, también por las medidas de aseguramiento de pruebas, nos enteramos de que las transferencias se hicieron a tres cuentas de bancos en provincia de Córdoba. Como no se pudo transferir todo el monto en una sola operación, se realizaron varias. Empezaron el viernes mismo. Ese día se hizo el traspaso más importante al Itaú, y durante sábado, domingo y lunes se realizaron las transferencias a las cuentas en Córdoba hasta que mi clienta paralizó todo”, agregó Toricelli.
El abogado señaló que los estafadores “evidentemente' tenían algo de información de la víctima que podrían haber obtenido del propio banco de origen. “A ella le depositaron el sueldo y vacaciones el jueves y el viernes se hizo la transferencia. Fue en un horario en el cual se conocen las flaquezas del sistema, no hay atención al público, no hay seguridad, no se corrobora nada. Y tienen cuatro días para trabajar, es decir viernes, sábado, domingo y lunes”, precisó.
Toricelli remarcó a este diario que el proceso judicial “no terminó” porque su clienta inició una demanda por daños y perjuicios. “La jueza Klebcar firmó una medida cautelar por la la devolución del monto que le sustrajeron a la mujer damnificada. Les ordenó a Supervielle y a Itaú a devolver el dinero, algo que ya se cumplió. Ahora continúa la acción por daños y perjuicios contra los dos bancos”, precisó.
Fuente: La Capital