El juicio por jurado ciudadano al que fue sometido Roberto Branto Ayala por el asesinato del joven policía Nelson Lillo, ocurrido el 25 de enero de 2018, finalizó este martes con el veredicto unánime que lo declaró culpable del crimen.
El fiscal Marcelo Manso informó a La Opinión que el Tribunal dispuso para el jueves 14 de octubre la denominada audiencia de cesura, en la que se determinará el monto de la pena que deberá cumplir el condenado.
Fueron dos jornadas maratónicas en la sala de audiencias de Tribunales de San Nicolás, en un juicio que inicialmente tenía previstos más de 150 testigos, de los que finalmente prestaron testimonio alrededor de 30.
La instrucción de la causa, a cargo del fiscal Manso, logró reunir elementos probatorios que resultaron indubitables para el jurado ciudadano que los analizó y concluyó que Roberto Branto Ayala debía ser condenado por lo ocurrido aquel mediodía.
Ante la complejidad del caso, Manso contó con la asistencia del fiscal Hernán Granda para acompañarlo como fiscal de juicio.
Además, la abogada Marisa López Bravo actuó como patrocinante de la familia Lillo, particular damnificada en el caso.
El 25 de enero de 2018, Branto Ayala y su cómplice Pablo Morel, al igual que él, oriundo de Baradero, asaltaron un camión repartidor de una empresa de esa ciudad que ese día además de entregar mercadería cobraba las facturas porque el responsable de cobranza estaba de vacaciones.
Ese dato preciso, que Manso siempre entendió que fue entregado desde adentro de la propia firma, les permitió organizar el golpe.
Sin embargo, la aparición de un patrullero de la Policía Local frustró el asalto y la situación terminó en un tiroteo.
En el móvil policial iban la jefa de la entonces Policía Local, Laura Lencina, y Nelson Lillo. Ante la presencia de delincuentes in fraganti delito, no dudaron y enfrentaron la situación.
Los ladrones dispararon y la policía respondió. Pablo Morel fue abatido por Lencina.
A Lillo lo alcanzó una bala de Branto Ayala y le costó la vida.
El reconocido asaltante de bancos y miembro de una banda de secuestradores extorsivos que tendría que estar cumpliendo condena pero estaba evadido del penal donde la cumplía y adonde no regresó tras una salida transitoria, escapó de la escena, herido.
Corrió en contramano por calle Rivadavia y dobló en Eugenio Arnaldo hacia Salta.
A mitad de cuadra, intentó parar a un automovilista cuyo coche blanco quedó con manchas de sangre.
Ya en la esquina de Salta fue “rescatado” por un cómplice que lo fue a buscar en moto y que no era otro que Marcos Bruzzone, oriundo del conurbano y criado en Río Tala, quien deberá enfrentar otro juicio por el caso.
Branto estuvo escondido y hasta le curaron las heridas.
Luego, lo entregaron en un callejón rural donde la policía fue a buscarlo para detenerlo y ponerlo a disposición de la Justicia. Desde entonces está detenido.
Branto había dicho que no tenía nada que ver, que él no estaba en el lugar donde mataron a Lillo (fuente: laopinionsemanario.com.ar).