Interes General
22/11/2022 - 08:11:30



22 de Noviembre: Día de la Flor Nacional Argentina


La flor del ceibo, también llamado seíbo o bucaré, y conocido en la región de América del Sur como “árbol del coral”, fue declarada flor nacional por decreto del Poder Ejecutivo Nacional en diciembre de 1942. La elección fue resultado de una encuesta realizada por un diario, de la que participaron unas 20 mil personas. Previamente había sido seleccionada la magnolia pero fue descartada por tratarse de una especie exótica, no autóctona de la Argentina.

El ceibo es un árbol originario de América: se lo encuentra en la Argentina, en Uruguay (donde también es flor nacional), en el Brasil y en Paraguay; siempre cerca de cursos de agua como el Paraná y el Río de la Plata. Perteneciente a la familia del poroto, es de tronco bajo y copa amplia y da una flor rojiza científicamente denominada Erythrina crista-galli (“roja cresta de gallo”).

Cuenta la leyenda:

Cuenta la tradición oral que en las riberas del Paraná vivía una indiecita llamada Anahí. En las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería. Al rato la joven fue alcanzada por los conquistadores. Estos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que pareció no querer alargar sus llamas hacia ella. La doncella indígena, sin murmurar palabra, sufría en silencio con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al amanecer los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes y flores rojas aterciopeladas en todo su esplendor, como símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

Fuente: Cancillería Argentina.




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