Transportistas de cereal volvieron este lunes por la tarde al kilómetro 153 de la ruta 9 para encabezar una protesta relacionada con el monto de las tarifas vigentes en el servicio que prestan, tal como hicieron el año pasado.
De la misma manera, hay cortes intermitentes por lo que se producen demoras en la circulación a esa altura de la autopista, en ambos carriles.
“Es exactamente el mismo reclamo que hicimos hace algunos meses. Estamos en la banquina, esperando que llegue Gendarmería y Seguridad Vial para que vayan cuidando la cola cuando cortemos”, dijo Juan Manuel Acevedo, sampedrino que participa de la protesta.
Explicó que desde el paro del año pasado, se nuclearon en una Cámara nacional que elevó petitorios al Ministerio de Transporte de la Nación para exponer la problemática que afecta al sector y quedaron a la espera de una respuesta.
“Como nunca nos llamaron, nos vemos obligados a volver a salir a la ruta. Creo que es la única manera de que nos escuchen, pero esta vez no nos vamos a ir sin lograr el objetivo”, aseguró el transportista.
Quienes llevan adelante el reclamo son propietarios de camiones que trabajan en el transporte de cereal desde las zonas de producción a los puertos desde donde se exportan los granos.
“La actividad dejó de ser rentable hace rato y ahora no podemos más. No hay trabajo y en el que hay, se abusan las multinacionales y las cerealeras grandes”, cuestionó Acevedo.
“Pedimos que en la carta de porte digital esté la tarifa, que sea ley, que deje de ser de oferta y demanda. Hay una tarifa que el Gobierno pone todos los años, pero en el anterior Gobierno pusieron la ley de oferta y demanda, si el viaje vale 10 ellos te lo pueden pagar 5 y eso hacen”, explicó.
“Hay una tarifa para trabajar, pero nadie la respeta. Te pagan lo mínimo de la mínimo”, se quejó Acevedo y detalló: “La tarifa está, no reclamamos un aumento, queremos que paguen lo que dice la ley”.
“Los camiones llevan 30 toneladas. Si el viaje vale 110 mil pesos, ellos te lo pagan 80 mil. Es mucha diferencia. Pero hay tanta necesidad de trabajo que si uno no acepta, hay diez atrás”, dijo.
En ese sentido, señaló: “A la larga se perjudican todos, porque gastan el camión para sobrevivir y comer, pero el día que se rompe el motor o hay que cambiar una cubierta no se puede” (fuente: laopinionsemanario.com.ar).