Celebrado por primera vez en Argentina un 7 de Marzo y adoptado por varios países, el Día del Campo pone de manifiesto la importancia del medio rural para el bienestar social, ambiental y económico de toda nación.
Del latín campus y de amplio significado, la palabra “campo” engloba de manera general el espacio físico que alberga las distintas tierras, ecosistemas y agroecosistemas, poblaciones rurales y formas de vida agrarias en contraposición con lo urbano.
Las modificaciones realizadas en el medio rural durante el pasado siglo han contribuido a obtener ciertos beneficios en pro del bienestar humano y del desarrollo económico, pero también han supuesto una grave degradación de recursos y ecosistemas, una fuerte erosión cultural y una pérdida de valores fundamentales que comprometen la identidad y las oportunidades de nuestras generaciones futuras.
Habitualmente, la importancia del campo se asocia a volúmenes de producción de alimentos y materias primas. Esta visión meramente productiva y reduccionista pone en riesgo el equilibrio de los sistemas rurales y el resto de servicios que prestan a la sociedad. La regulación del ciclo hidrológico, el mantenimiento de la composición de gases de la atmósfera, la conservación de la biodiversidad, la protección del suelo o la belleza escénica de paisajes son algunos servicios ambientales o ecosistémicos que también nos brinda el medio rural, a menudo obviados por el simple hecho de no contar con un valor monetario. Por ello, es necesario recordar en este día el concepto de multifuncionalidad del campo, que parece que todavía no ha calado suficientemente en la población rural y urbana.