El 26 marzo de cada año se conmemora el Día Mundial de la prevención del cáncer de cuello uterino a modo de establecer acciones de concientización e información sobre la importancia de efectuarse controles ginecológicos de manera periódica para evitar todo tipo de enfermedades en esta zona del cuerpo femenino.
El cáncer de cuello uterino es el cuarto más común entre las mujeres de todo el mundo. Si no se adoptan medidas preventivas y su detección temprana, se prevé que, entre 2018 y 2030, la cifra anual de nuevos casos aumentará de 570 mil a 700 mil. En tanto, advierten los especialistas, las muertes anuales por este tipo de cáncer podrían pasar de 311 mil a 400 mil en todo el mundo.
La Argentina no es una excepción a esta realidad que afecta a la población femenina global. Cada año, se diagnostican en el país alrededor de 3.000 casos nuevos y alrededor de 1.600 mujeres mueren a causa de esta enfermedad.
Por tal motivo, la estrategia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se basa en tres pilares fundamentales: la vacunación, la detección y el tratamiento. La aplicación con éxito de estas medidas podría llevar a una reducción de más del 40% de los nuevos casos de la enfermedad y evitar 5 millones de muertes relacionadas con ella para el 2050.
Actualmente, 194 países están comprometidos a darle batalla a esta enfermedad, como resultado de una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud, cuyos objetivos para 2030 son:
Que el 90% de las jóvenes menores de 15 años esté vacunado contra el Virus del Papiloma Humano (HPV).
Que el 70% de las mujeres sea examinado antes de los 35 años, mediante una prueba de alta precisión.
Que el 90% de las mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello uterino reciba el tratamiento adecuado (90% con lesiones precancerosas y 90% con cáncer invasivo).
“La eliminación de un cáncer habría parecido un sueño imposible hace un tiempo, pero ahora disponemos de herramientas a costo eficaces y basadas en datos científicos que pueden hacerlo realidad”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. “No obstante, solo podremos eliminar el cáncer del cuello uterino como problema de salud pública si aunamos el poder de las herramientas que tenemos con la determinación implacable de ampliar su uso a nivel mundial”, añadió.
El cáncer del cuello uterino es una enfermedad que se puede prevenir. También se puede curar, si se detecta a tiempo y se trata adecuadamente. “La elevada carga de mortalidad asociada a esta enfermedad es consecuencia de decenios de falta de atención por parte de la comunidad sanitaria mundial. No obstante, eso es algo que puede cambiar”, dijo la subdirectora General de la OMS, Princess Nothemba Simelela.
En ese sentido, agregó: “Algunos avances esenciales en esta materia son la disponibilidad de vacunas profilácticas, los enfoques de bajo costo para la detección y el tratamiento de los precursores del cáncer del cuello uterino y métodos novedosos de formación quirúrgica. El compromiso compartido por los países de todo el mundo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sin dejar a nadie atrás, está abriendo un nuevo camino para acabar con este cáncer”.
“La lucha contra el cáncer del cuello uterino es también una lucha por los derechos de la mujer: el sufrimiento innecesario causado por esta enfermedad evitable refleja las injusticias que afectan de manera singular a la salud femenina en todo el mundo. Juntos podemos hacer historia al asegurar un futuro sin este tipo de cáncer”, concluyó la especialista.