La fuerte suba de la carne registrada en los primeros meses del año podría cambiar de rumbo por un aliado inesperado: la sequía, que obliga a los productores a vender más rápido los animales.
Según los últimos datos que difundió el INDEC, la suba de “Carnes y derivados” alcanzó en febrero pasado una suba de 21,1%, mientras que los cinco cortes que informa el INDEC también tuvieron aumentos importantes si se tiene en cuenta de que solo se trata de un mes: asado (28,6%), carne picada (35%), paleta (33,5%), cuadril (34,3%) y nalga (32,8%).
De esta forma, en el primer bimestre del año el protagonismo de la carne fue importante -luego de haber tenido dormidos los precios en buena parte de 2022- y fue uno de los grandes segmentos causantes del alza inflacionaria.
Pero la falta de lluvias genera que los productores vendan sus animales antes, e incluso a menores precios, también por la falta de alimento para su engorde.
Esto comenzará a hacerse más notorio en los próximos meses, por lo que se espera que llegue la calma a los precios de la carne en los mostradores.
“Si las vacas mueren, para el productor esto representa un problema muy grande, una pérdida. Entonces la decisión que se toma es la de engordarlo a corral de la forma más rápida posible, y venderlo. Esto termina generando que la oferta en el mercado sea mayor”, explicaron fuentes del sector a El Cronista.
Mientras los procesos de engorde del ganado no vuelvan a ser los normales creen que no se va a revertir la tendencia de vender los animales lo más rápido posible.
Esto también puede desembocar en que, ante tanto apuro por vender, en algún momento se de un desacople entre el momento de parición de las vacas y el stock de animales disponible.
De ocurrir esto, habría menos oferta, y por lo tanto los precios tenderían a subir, aunque desde el sector aseguran que ocurrirá a mediano y largo plazo.
Los efectos de la sequía sobre la ganadería argentina podrían incluso impedir que se aproveche la mayor demanda de carne, que según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), ascendería este año a 3,5 millones de toneladas.