Pablo Damián Grottini, conocido como el presunto asesino serial de San Nicolás, pasa sus días en la Unidad Penal 3, en el marco de la investigación por las extrañas muertes de su hermano Germán, en 2019; su hija adoptiva, Ailén, en 2021; y su madre, Teresita Di Martino, en 2022.
La causa comenzó el año pasado y, mientras se aguardan las últimas pericias, la fiscal de instrucción María Belén Baños pidió al juez Román Parodi que someta a juicio al hombre, quien hasta hace poco se desempeñaba como empleado fúnebre.
Según costa el requerimiento, Baños considera que los tres parientes de Damián Grottini fallecieron en idénticas circunstancias: llegaron al hospital con nauseas, sueño y alteraciones cognitivas, y los médicos no lograban encontrar la causa de su afección.
Sin embargo, todos mejoraron con las horas, hasta que, tras quedar solos en su pieza con Damián, murieron de forma repentina y sin explicación. En los casos de Ailén y Teresita, se pudo registrar que, poco antes de perder la vida, sus sueros habían sido manipulados.
El último de los decesos fue tan llamativo que causó alarma y dio origen a la investigación. La noticia causó impacto en la zona, donde todos conocían a Damián y su familia. Lo que no sabían era la trama que se ocultaba detrás de las muertes.
Tiempo atrás se pudo constatar que, para los vecinos, los Grottini eran una familia normal. Sin embargo, según se desprende de los testimonios consignados en el requerimiento de elevación a juicio, los hermanos tenían una mala relación.
Ambos vivían con su madre y dormían en la misma pieza, pero Damián quería que Germán, un activo y reconocido deportista y guardavida de la zona, terminara la casa que tenía en construcción y se fuera porque sentía que “le ocupaba su espacio íntimo”.
En rigor, un amigo del imputado contó ante la Justicia que Damián decía que no soportaba a su hermano porque “consideraba que era el preferido de su madre”; y que “tenía unos celos de importancia hacia él”.
Además, según la declaración, no toleraba que su hija adoptiva, Ailén, tuviera mejor relación con su tío que con él, y le molestaba que fuera era un tipo querido.
En la misma línea, un grupo de amigos de Germán dio cuenta de un episodio particular. Un año antes de la primera muerte, Damián corrió a su hermano con un cuchillo tras una discusión. El deportista tuvo que escapar y dormir por tres días en un galpón que tenía alquilado.
De acuerdo a los testimonios, los desplantes eran constantes y en más de una ocasión el guardavidas se había tenido que ir “rajando” a su casa porque “Mimí lo llamaba y le decía que Damián estaba re loco, que la quería matar a ella y se quería matar él”.
Según expresó otro allegado ante la Justicia, a Germán se lo notaba aterrorizado por la conducta de su hermano y era tal el miedo que le tenía, que llegó a sacar un seguro de vida para asegurarse de que su madre cobrara algo de dinero si moría.
Tras su muerte, hubo otro episodio que llamó la atención. Según el amigo de Damián, al empleado fúnebre le molestaba ir a los eventos que se hicieron en homenaje. Una de las cosas que lo enojó fue que le realizaran una conmemoración en Villa General Savio. “Hasta un monolito le hicieron (...) cuando yo me muera a mí no me van a hacer nada”, habría dicho.
La muerte de Germán -la primera de las tres- ocurrió el 23 de julio de 2019. El joven tenía 32 años y era un deportista saludable. Sin embargo, arribó ese día a la clínica San Nicolás desorientado y sin poder hablar, como si hubiese ingerido algún alucinógeno. Según dijo, solo había tomado unos mates.
Los médicos le hicieron estudios sin encontrar nada particular y le colocaron un suero. El paciente mejoró con rapidez, pero una hora y media después entró en paro y murió mientras su hermano lo cuidaba en su habitación. Nadie encontraba una explicación.
La segundo deceso fue aún más extraño. Ailén tenía 10 años y, aunque presentaba un leve retraso madurativo, era una nena saludable y activa. Fue llevada a la clínica San Nicolás por Damián el 24 de julio de 2021, en estado de confusión y somnolencia. Entre gritos, su padre insistía en que le pongan un suero, le hicieran un electrocardiograma y la trasladen a una pieza privada.
La nena comenzó a mejorar con rapidez, se llegó a incorporar a la cama, comió y hasta habló de forma alegre con su abuela. Según consta en la causa, por aquellas horas, un hecho llamó la atención de las enfermeras: la actitud activa de Ailén cambiaba cada vez que su padre entraba al lugar. Ante su presencia, la menor dejaba de hablar y se ponía en posición fetal.
Las empleadas notaron también que Damián se inclinaba de forma constante sobre la pequeña y le hablaba sin parar al oído. Una de las enfermeras escuchó que le decía que "iba a llamar al cura porque se tenía que confesar", y también a un psicólogo.
A pesar de su leve mejoría, la niña fue trasladada a terapia infantil durante la madrugada tras una sorpresiva descompensación. Los empleados descubrieron que su suero había sido manipulado. "No le saques los ojos de encima a la nena de la habitación siete, el tipo no me gusta", le dijo una de las enfermeras a sus compañeras, siempre de acuerdo a las declaraciones consignadas.
Según se desprende la investigación, Ailén falleció de manera inesperada mientras su padre la cuidaba. Fue encontrada sobre una mancha de sangre en su cama y con su suero nuevamente manipulado. Mientras los médicos le hacían RCP, Damián, presente en la sala, sacó su celular y comenzó a sacar fotos en silencio. Las imágenes forman parte del expediente.
A pesar de las dos primeras muertes, Damián Grottini comenzó a ser investigado recién el 23 de abril del año pasado tras el deceso de su madre, quien también fue llevada por su hijo descompuesta al Hospital de San Nicolás, donde refirió sentirse mareada y angustiada por las muertes de su hijo y su nieta.
Tras realizarle estudios, los médicos constataron que estaba recuperada, por lo que planeaban darle el alta, aunque mientras permanecía internada en el box 3 de ese centro asistencial, al cuidado de su hijo, éste manifestó que el suero "perdía".
La enfermera de turno constató que estaba pinchado, atravesado de lado a lado, y observó que el hombre tenía sus prendas mojadas, de acuerdo a lo que consta en la causa. También observó que tenía su dedo índice de la mano derecha con una lesión punzante, como de aguja. Una hora y media después, Grottini volvió a llamar a los enfermeros, quienes constataron que Di Martino había muerto.
Los médicos también confirmaron "la existencia de una ampolla de Diazepam, abierta y vacía, siendo una marca que no se correspondía con las que suministra el hospital, aunado a que ese día no habían suministrado dicha droga a ningún paciente".
Ante esa situación, la fiscal ordenó investigar e imputarle las tres muertes y ordenó exhumar el 3 de mayo de 2022 el cuerpo de la niña para una autopsia (el hermano fue cremado), la cual no pudo confirmar la causa del deceso por el avanzado estado de descomposición.
En tanto, la autopsia de la madre determinó que había "signos compatibles con asfixia" y que no se podía descartar como "posible causa de muerte la inyección endovenosa de aire". (Por Ayelén Bonino, para A24. com)