A una mujer de 75 años, oriunda de la ciudad de Rosario, la estafaron con el famoso “cuento del tío”, engaño que sufren permanentemente muchos jubilados de San Nicolás.
A Norma, una jubilada de 75 años del barrio Belgrano de Rosario, la llamaron por teléfono en horas de la madrugada (como siempre hacen estos estafadores) y le hicieron creer que tenían secuestrado a su hijo y que si no entregaba dinero, lo iban a matar.
Así, envuelta en la angustia y desesperación, la mujer perdió todos los ahorros de su vida, unos 10.000 dólares.
El engaño ocurrió alrededor de las 5 de la madrugada de este jueves, en Pérez Bulnes al 5900, en la zona oeste de Rosario. Cuando todo sucedió ella estaba sola y su hijo estaba trabajando.
“Lo que me pasó fue terrible. Todavía estoy como noqueada. Me llamaron por teléfono a eso de las cinco. Y el que me hablaba era, aparentemente, mi hijo. Me decía que lo habían golpeado y que le habían robaron todo. Me pedía desesperadamente que buscara todo el dinero que tenía. Quiero que entregues todo lo que tengas porque esta gente me va a matar”, recordó Norma palabra por palabra lo que le decía su hijo.
La mujer contó al Móvil de LT8 que tras el shock que sufrió, y también obnubilada por la situación y el sueño, buscó todo el dinero que tenía ahorrado y guardado en distintos lugares de la casa “totalmente convencida” de que la persona que le hablaba era su hijo.
“Cuando escuchaba por radio esos casos, pensaba que nunca me pasaría a mí. Fue horrible, una tortura”, agregó.
Con una mezcla de algo de vergüenza y de resignación, Norma contó que puso los billetes, unos 10.000 dólares, en una bolsa negra y cumplió paso a paso todas las indicaciones que le daban desde la otra línea del teléfono.
Le dijeron que tirara la bolsa al medio de la calle, y así lo hizo. Segundos después apareció un auto blanco, alguien abrió la puerta y recogió el dinero para luego desaparecer.
Norma admitió que estuvo tan paralizada por el terror que no quiso llamar a su hijo porque temía que esa comunicación derivara en el peor de los finales.
“Todavía tenía miedo de llamarlo y que le hicieran algo malo o lo maten directamente. Al rato llegó mi hijo a casa. Estaba bien. Yo tendría que haber llamado a mi nuera que estaba arriba, pero no lo pensé. Los que llamaron sabían que mi hijo no estaba en casa”, subrayó.