Por Nicolás Pastocchi
El Jorge Pierani será probablemente uno de los torneos más extensos de la historia. Y con más vicisitudes durante su desarrollo también. Lo cierto es que después de dos suspensiones consecutivas, la definición entre Paraná y Social se jugará en el Héctor Ramos de General Rojo el domingo a las 15hs.
Si viajamos en el tiempo, el torneo del fútbol local se inició demasiado tarde, el 24 de marzo, una semana más tarde de lo pautado, debido a las altas temperaturas que en aquellos días cocinaban la ciudad. Entre ese arranque demorado, algunas suspensiones imprevistas, elecciones, las vueltas de la policía y hasta esta ola de saqueos que se generó unas semanas atrás, todo esto, más algunos desaciertos organizativos entre los que se cuenta el no haber acordado con la Municipalidad una fecha para utilizar el Estadio San Nicolás, han pintado el panorama actual.
La lluvia del fin de semana fue el tiro de gracia. Paraná no tenía demasiadas ganas de jugar, no deseando exponer a su gente a las inclemencias del tiempo, mientras Social pretendía hacerlo a toda costa. En este caso, el clima le terminó dando la razón a la Liga Nicoleña y a su presidente, que prefirió preservar la salud del espectáculo y canceló el partido en La Emilia.
Luego reapareció la policía y su negación a realizar un operativo el próximo fin de semana en la cancha del Pañero, pretendiendo que se juegue durante la semana. Porque claro, otra arista de esta historia es la visita de River a la ciudad el sábado. La solución entonces vino desde General Rojo, con un estadio que no es el lugar ideal para el público, además de los riesgos que conlleva mover dos hinchadas por la misma ruta. Pero fue la solución al problema.
Las precipitaciones arruinaron los planes del campeonato actual porque no dejaron cerrarlo. Pero también los del venidero torneo Clausura, el cual se planeó de forma tal que pueda disputarse en los pocos fines de semana que le quedan al 2023. Y que es probable, mas allá de ese diseño, que deba sufrir modificaciones. Al año todavía le queda la procesión de la Virgen, elecciones generales y probablemente un ballotage. Eso sólo si no llueve.
Lo cierto es que todos quieren jugar, los dos que llegaron a la final, los que quedaron en el camino, los que no entraron a la Liguilla, que van a cumplir dos meses sin jugar. Todos queremos ver la pelota rodar. Y que después de 170 días, el Jorge Pierani tenga la coronación que se merece.
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