El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundirá este jueves el dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre, que se espera que sea de dos dígitos, aunque menor que la de agosto, que fue del 12,4%, y es probable que el Banco Central (BCRA) defina una suba de tasas en un contexto de recalentamiento cambiario.
Un alza estaría en línea con lo que señaló el último Informe de Política Monetaria Mensual del regulador, que se publicó este lunes y donde el BCRA anticipó que “continuará calibrando sus políticas en un contexto de mayor volatilidad en los mercados financieros asociado al período electoral”. Al respecto, afirmó que, en materia de tasas de interés, actuará dentro de su objetivo estructural de propender hacia retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local y favorecer la acumulación de reservas.
Pareció un anticipo de su próxima decisión de ajustar las tasas. Pero la definición final se conocerá después de la reunión habitual de directorio de este jueves y aún persistían algunas discusiones en la entidad. Si bien en el mercado hay dudas al respecto, lo cierto es que el dato de inflación correspondiente al noveno mes del año dejará al rendimiento del plazo fijo tradicional (que es del 9,7%) en terreno negativo una vez más y es por eso que el BCRA la subiría para que no quede tan atrasada respecto del IPC.
Y es que, tal como explica Rocío Bisang, economista de Eco Go, “hacer política de tasas es lo más usual a la hora de buscar bajar la inflación en tanto te reduce el excedente de pesos circulante en la economía y evita que se filtre al dólar”.
En igual sentido, el director de la Consultora Analytica Claudio Caprarulo considera que “ante la aceleración de la inflación es necesario una respuesta del Banco Central, por lo que, si decide subir la tasa, es una medida en la dirección correcta”.
Dólar: un escenario desafiante para el BCRA
Sin embargo, reconoce que estamos en un escenario de mucha incertidumbre en el que tener una tasa de interés real positiva no garantiza que los ahorristas no decidan, de todas formas, dolarizar su cartera.
Y es que, Bisang asegura que, “dado el contexto actual, en el que se observa una fuerte búsqueda de cobertura frente a la incertidumbre que generan las elecciones, la efectividad de una suba de tasas como ancla puede ser bastante limitada”.
Así, anticipa que, si bien es una medida válida y un signo de reacción por parte del Gobierno frente al problema, la situación es bastante compleja y señala que “las dudas sobre que va a pasar con la deuda en pesos y el dólar luego de las elecciones pueden ser elementos que le resten efectividad a la medida”.
Por su parte, Federico Zirulnick, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), anticipa que el dato de inflación va a mostrar una desaceleración, por lo que el BCRA podría dejar la tasa quieta, tal como lo hizo el mes pasado, incluso con una indexación de precios superior a la esperada para septiembre.
Plazo fijo: un ajuste de tasa en línea con la inflación
El tema es que, si bien es cierto que la inflación se vino desacelerando a lo largo de septiembre, Camilo Tiscornia, director de CyT Asesores Económicos, menciona que, “en octubre, por la volatilidad cambiaria, pareciera volver a acelerarse” y eso, sumado a una expectativa cambiaria compleja, presupone un desafío para el BCRA.
El dólar blue subió un 20% en tres días y cotiza arriba de los $1.000 y los financieros también están en valores elevados, con un MEP en torno a los $833 y un Contado Con Liquidación (CCL) arriba de los $930. Asimismo, las brechas con el dólar oficial están en niveles elevados (en torno al 150%).
En ese contexto, es esperable que se vea impulsado a subir las tasas este mes. No obstante, Caprarulo menciona que “el aumento tiene que ser equilibrado porque también debe contemplar el impacto que tendrá en el déficit cuasifiscal”, que depende del rendimiento que se aplica a los pasivos del BCRA (las famosas Letras de Liquidez, Leliq, de las que tanto se habla en el último tiempo). Y advierte, en ese sentido que subir la tasa de más puede ser muy costoso.
Recordemos que, en agosto de este año, tras la devaluación pos PASO del 22% que implementó el Gobierno, el Banco Central aplicó una nueva suba de tasas de 21 puntos porcentuales y fijó el rendimiento de las Leliq en el 118% (para las que son a 28 días) y en 120% (las que son a 180 días). Esas letras son el respaldo de los plazos fijos por los que los bancos le ofrecen a los ahorristas una tasa promedio del 9,8% mensual (TNA 118% y TEA 209%).
La expectativa es que el BCRA resuelva un ajuste de tasas nominal que podría rondar entre los 400 y 700 puntos porcentuales, lo que la llevaría alrededor del 122% o el 125% (con un rendimiento en torno a un 10,4% mensual).