En 1845, en Vuelta de Obligado, un pueblo ubicado en la provincia de Buenos Aires, a 20 kilómetros de San Pedro y a orillas del Río Paraná, se produjo un enfrentamiento armado entre criollos y el ejército anglo-francés.
Se trató de un conflicto comercial: el ejército invasor buscaba vender sus productos en la Confederación Argentina, sin pagar ningún tipo de impuestos. Gran Bretaña ya contaba con beneficios comerciales, pero no era el caso de Francia. Además, las potencias pretendían entablar relaciones con Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, sin pasar por Buenos Aires, desconociendo la autoridad del brigadier y gobernador de Buenos Aires, como encargado de las relaciones exteriores de la Confederación.
Con el objetivo de reforzar la Aduana bonaerense y preservar la producción local, el gobernador prohibió la navegación por los ríos interiores, único punto por el que se comerciaba con el exterior.