Lic. Sebastián E. ARIAS
En 1994 los argentinos modificamos por última vez la Constitución Nacional. Cada uno de los espacios políticos mayoritarios de ese momento, uno liderado por el presidente en funciones, Carlos Menem y el otro por el ex mandatario Raúl Alfonsín, habían diseñado un cúmulo de temas que la Asamblea Constituyente debía votar casi sin posibilidad de debatirlo en ese espacio que se concibe como ¡soberano!.
A ese paquete se le impuso el quizás un tanto presuntuoso nombre de “Núcleo de Coincidencias Básicas” e incluía entre otros puntos la creación de una nueva institución electoral, la “Segunda Vuelta” conocida popularmente como “balotaje”, el cuál tendría lugar si en las elecciones presidenciales, ninguno de los candidatos propuestos alcanzara superar el 45% de los
votos válidos emitidos o recolectara más del 40% y una diferencia de + 10% con quien lo
secundara.
Esta fue la situación que resultó de las elecciones generales del mes de octubre de este 2023,
en la cual el candidato oficialista de Unión por la Patria obtuvo el 36,78% de los votos mientras que el segundo lugar fue para la que hasta entones podíamos llamar “la tercera vía liberal”, La Libertad Avanza, un espacio de reciente creación (aprox 2 años) y que es conducido por el economista Javier Milei que logró el 29,99%.
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