En los últimos días el aire trajo a la ciudad nuevamente mal olor, que se sintió en distintos barrios al igual que en localidades del sur santafesino. La demanda de explicaciones choca con la dificultad para identificar la sustancia que lo provoca.
En Rosario, el miércoles por la madrugada el olor nauseabundo invadió la ciudad y los vecinos lo manifestaron en redes sociales como como un "insoportable" aroma "a cloacas", "a rejillas", "a pis de perro", "a granja" y "a flores podridas".
Son distintas las hipótesis que se manejan para explicar el origen del olor pestilente. Un vertido industrial, problemas en la red de desagües o la existencia de material vegetal en descomposición.
Durante los primeros días de diciembre, también fue un tema de preocupación de los vecinos. Por momentos el olor emanado en el ambiente se siente con mayor o menor intensidad, según como sopla el viento o las condiciones de humedad y presión.
Las formas de describir el aroma también eran variadas: "Insoportable olor a pesticida", "olor a podrido", "a zanja o a pozo ciego", "olor a pis de perro", "a cloacas", "a rejillas", entre otras.
Desde Diario La Capital de Rosario sostuvieron que hay "más dudas que certezas"
Desde el Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario empezaron a seguir la pista de estos hedores hace unas semanas. Sin embargo, la planificación de la investigación choca con un gran problema: la dificultad para identificar el olor. "Saber de qué olor exactamente estamos hablando es el primer paso para buscar después qué sustancia química libera o produce ese aroma. Entonces podríamos establecer si se trata de un desecho industrial o algo que pueda estar en los desagües", explicó Guillermo Montero, ingeniero agrónomo, biólogo y secretario general de la Universidad Nacional de Rosario.
De esa área depende el Observatorio donde se proyecta la creación de un grupo de especialistas para determinar el origen de estos efluvios. Por el momento, las hipótesis son varias, pero sin muchas certezas: algún vertido o fuga de origen industrial, un problema en la red de desagües o la existencia de material vegetal en descomposición. Todas o ninguna podrían explicar este fenómeno.
Montero destacó que a diferencia de los colores -que por ejemplo pueden permitir identificar sustancias volcadas a cursos de agua- los olores no tienen un nombre y su descripción no siempre es objetiva. "A falta de nombre para mencionarlos, es más difícil identificar olores. Por eso el primer paso es lograr describir el olor para poder encontrar el químico que lo puede producir", precisó.
El biólogo no recuerda antecedentes de este fenómeno. "Sabemos sobre los olores de las plantas cerealeras o algunas fábricas. Tenemos experiencia en realizar estudios de particulado en el aire, pero en este caso no hemos encontrado partículas sólidas suspendidas" que pudieran dar señales de cuál es el problema, sostuvo.
El hecho de que se trate de un efluvio que no está localizado en una zona o un barrio de la ciudad presenta otra dificultad. "La extensión que alcanza nos lleva a pensar en el sistema de cloacas, porque aparece en todos lados. Pero son sólo especulaciones, al menos por ahora", concluyó.