Por Nicolás Pastocchi
Hace pocas semanas se conoció la realidad de los atletas de elite argentinos que entrenan en la ciudad salteña de Cachi, que se quedaron sin la pista por reformas que nunca se terminan de concretar. Desde allí comenzaron una cruzada para armar un lugar de entrenamiento similar, dándole vida a “la pista del desierto”. Y la atleta nicoleña Ludmila Martínez se encuentra realizando su pretemporada allí.
“Creo que es importante venir acá”, analiza Martínez desde Cachi, donde el calor se hace sentir y se suma a la altura. “Ya había venido, se lo que es entrenar acá, son 2400 metros de altura, estoy trabajando por pulsaciones y estoy muy contenta por las sensaciones”, confirma la nicoleña.
Con relación a la “Pista del desierto”, Ludmila contó: “Está ubicada a uno 1500 metros de donde estoy alojada, para llegar hay que cruzar por medio de los cerros, no hay reparo, es todo con sol pleno. Todavía le faltan los baños. Haciendo la entrada en calor ya te quedás sin aire, incluso rompí un par de zapatillas, pero quiero mejorar y la idea es venir a la altura dos veces al año, aunque acá todo cueste el doble”.
Con relación a sus objetivos, la nicoleña con mejor marca histórica en 42k sentencia: “Todo lo que hago está enfocado en el maratón”. Más allá de eso, antes habrá un norte más cercano en el tiempo. “Me estoy enfocando a bajar mis tiempos en la media maratón, la idea es bajar desde Cachi, correr un 10k para probarme y continuar la preparación allá. Si todo sale bien, apunto al 42k de Rosario o quizás al de Buenos Aires que este año es campeonato sudamericano”, detalló.
Repasando su entrenamiento, Ludmila puntualizó que estaba trabajando con el uruguayo Martín Mañana, pero luego de la experiencia salteña, retornará con su entrenador habitual Leandro Ghelpi. Este año, el viaje a Cachi fue todo a pulmón, no hubo sponsor de por medio, aunque Martínez agradeció a la empresa donde trabaja que “me dio 20 días para que venga a prepararme”.
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