Por Obispo Monseñor Hugo Santiago
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (Jn 12,20-33)
“Había unos griegos que habían subido a Jerusalén para adorar a Dios durante la fiesta de Pascua. Éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: ‘Señor, queremos ver a Jesús’. Felipe fue a decírselo a Andrés y ambos se lo dijeron a Jesús. Él les respondió; ‘Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde Yo esté estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. Mi alma ahora está turbada. ¿Y que diré; ‘Padre, líbrame de esta hora’? ¡Si para eso he llegado a esta hora! ¡Padre, glorifica tu Nombre!’. Entonces se oyó una voz del cielo: ‘Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar’. Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera; y cuando Yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”. Palabra del Señor.
Conciencia y valentía en la entrega
Jesús constata que el contexto que lo rodea es cada vez más violento y que su muerte está cerca y eso lo perturba. Sin embargo, impresiona la conciencia que tiene de su misión y la valentía con la que sigue adelante, es consciente de la necesidad de su martirio por amor a su Padre y a nosotros; su fortaleza y claridad de conciencia hacen que no cambie la decisión de entregar su vida. Cualquiera de nosotros, si tuviésemos una enfermedad mortal, daríamos lo que no tenemos para salvarnos, seguramente porque no le vemos sentido a morir. Jesús sabe que su muerte tiene sentido, y conscientemente se encamina hacia ella. ¡¡Impresionante!!
Fecundidad, rescate de muchos
Visto que racionalmente vemos la muerte como algo absurdo que no debiera acontecernos, y viendo a Jesús que conscientemente marcha hacia ella, nos preguntamos ¿qué sentido tenía para Jesús su muerte? Una respuesta es “fecundidad”, “rescate y salvación de muchos”. El mismo lo dice, “si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda solo, pero si muere da mucho fruto”. Sabía que por su muerte el Espíritu Santo se derramaría en nuestros corazones, dándonos capacidad de verdad y de bondad, que se haría como un trasplante de corazón en nosotros, se nos quitaría el corazón de piedra y se nos daría un corazón de carne capaz de amar. Otro significado es evitar que el demonio reine en nuestros corazones; también lo dice: “Ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera”. La Biblia dice que por la envidia del Demonio entró la muerte al mundo; Jesús con su muerte y resurrección nos librará del pecado y de la muerte para siempre, por eso, para los cristianos la muerte es un “paso”, no el final.
Admiración, atracción, imitación
Finalmente, Jesús sabe que su gesto de amor atraerá a muchos que seguirán su estilo de vida: “Cuando sea levantado en alto sobre la tierra atraeré a todos hacia mí”. Cuando hay una persona que ama, que se olvida de sí, que no “transa” con lo malo o lo corrupto, que es coherente, moralmente recta, en quienes lo rodean puede despertar dos actitudes: les molesta porque su estilo es un reproche callado al propio estilo de vida y entonces lo atacan y si es posible “lo sacan del medio”, lo cual “de mínima” es marginarlo o perjudicarlo, y de máxima consiste en hacer que, de algún modo, “no exista”; por otra parte, el testimonio puede despertar admiración, la admiración atrae a hacer lo mismo y, de ese modo, la atracción termina imitando la entrega. Pongamos un ejemplo positivo que nos es muy cercano: los gestos buenos de familiares, en especial los de nuestros padres o abuelos, nos marcaron a fuego, despertaron admiración, atracción y terminamos continuándolos con nuestro propio estilo; por eso somos un poco “la posta” de esos seres que nos amaron y amamos; de hecho, recordamos con cariño su generosidad, cómo se gastaron y desgastaron para que nosotros seamos alguien en la vida, como se olvidaron de sí mismos y, en gran parte, vivieron para nosotros; eso hizo posible que nos abramos camino en la vida y hagamos nuestro aporte en continuidad con lo que ellos hicieron por nosotros. Jesús es consciente de eso: su gesto y el Espíritu Santo que entrará en nuestros corazones después de su resurrección, marcará a fuego a cada bautizado y todos los que hayan tomado conciencia, admirarán su modo de ser y obrar, serán atraídos por su palabra, su ejemplo, su sabiduría de vida. En Jesús, Dios nos indica el camino con su estilo de vida admirable que nos atrae e invita a la imitación: “Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto”. Alguien tomará la posta de nuestra entrega, de todo lo bueno que hacemos y del modo como lo hacemos, alguien será atraído y con su estilo propio, lo continuará. Buen domingo.