Los niveles de pobreza e indigencia van en aumento y con ello, empeoran las condiciones de vida de millones de argentinos en todo el país.
De acuerdo con un estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), hay miles de hogares que se encuentran en una situación crítica, ya sea por cuestiones de infraestructura o por la realidad que atraviesan las personas que los habitan.
Uno de los puntos más sensibles de la publicación (datos actualizados al segundo semestre de 2023), indica que hay 222.000 hogares en situación de hacinamiento crítico, lo que significa que en su interior hay cuatro o más personas compartiendo una sola habitación. Esto involucra a 1.218.000 personas.
Un año atrás, en el segundo semestre de 2022, eran 217.000 los hogares con esa problemática y 1.202.000 las personas que se encontraban en situación de hacinamiento crítico.
De acuerdo con los últimos datos publicados por el Indec, el 41,7% de las personas son pobres en la Argentina. El porcentaje está conformado por un 11,9% de pobres indigentes (no ganan los suficiente para acceder a una Canasta Básica Alimentaria) y un 29,8% de pobres no indigentes (no ganan lo suficiente para acceder a una Canasta Básica Total).
Ahora bien, según el organismo, las condiciones de vida de los argentinos varían mucho dentro de ese universo. Entre los indigentes, por ejemplo, apenas el 21,5% de la población tiene acceso a los tres servicios públicos (luz, gas y agua). El porcentaje sube a 37,6% entre los pobres no indigentes y asciende a 59,8% para los “no pobres”.
También hay una clara diferencia en la ubicación geográfica de las viviendas. El 7,6% de los hogares indigentes y el 7,8% de los pobres habitan cerca de basurales, mientras que entre los “no pobres” la cercanía a basurales desciende al 5%. Es más notoria aún la diferencia en relación a la inundaciones. El 12,4% de los indigentes y el 12,1% de los pobres habitan en zonas inundables, pero el porcentaje baja a 6,8% entre quienes sí pueden acceder a una Canasta Básica Total.
También hay grandes brechas en el acceso a la salud. Entre los habitantes que se encuentran en situación de indigencia, el 59,3% sólo tiene acceso a la salud pública y sólo un 13% tiene acceso a una obra social o prepaga. El 27,7% restante tiene al menos un integrante que sólo accede al sistema público.
Entre los pobres no indigentes, en cambio, el escenario está mucho más repartido. El 29,9% tiene acceso sólo a la salud pública y un 31,3% puede acceder a una obra social o prepaga. El otro 38,7% lo componen los hogares que tienen a al menos un miembro de la familia que sólo accede a la salud pública.