La recesión económica, por definición, lleva a la caída de las ventas. Es un comportamiento del mercado en el que la población deja de comprar y los productos se quedan en las góndolas más de la cuenta.
En los últimos meses la retracción se da en un rubro que quizás sea el de los más básicos de la canasta alimentaria: los lácteos.
Al fenómeno lo confirman los números, pues un estudio efectuado por un instituto de la agroindustria señala que a nivel interanual el consumo de leche, manteca, yogures y quesos cayó casi un 20 por ciento.
Según un relevamiento del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino -IDAA- el consumo de leche fluida bajó un 19,6 por ciento. El resto de sus productos derivados siguieron el mismo camino.