Interes General
09/06/2024 - 09:01:17



He venido para que tengan vida: “El único pecado que Dios no perdona”


Por Obispo Monseñor Hugo Santiago

Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (Mc 3, 20-35)

“Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera tenían tiempo para comer. Los escribas que habían venido de Jerusalén decía: ‘Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los demonios’. Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: ‘¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás? Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir: Y una familia dividida tampoco puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin. Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre’. Jesús dijo esto porque ellos decían: ‘Está poseído por un espíritu impuro’. Entonces llegaron su madre y sus hermanos y quedándose afuera, lo mandaron llamar. La multitud estaba sentada alrededor de Jesús y le dijeron: ‘Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera’. Él les respondió: ‘¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de Él, les dijo: ‘éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Palabra del Señor.

El pecado contra el Espíritu Santo

Jesús afirma en este Evangelio que cualquier pecado será perdonado por Dios cada vez que nos arrepentimos y pedimos perdón, pero el pecado contra el Espíritu Santo no será perdonado. ¿En qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo? Dicho con palabras nuestras es ver lo bueno, lo verdadero y no reconocerlo, seguir afirmando que no es bueno, que no es verdadero, aunque es evidente; se trata de lo que comúnmente llamamos: “mala voluntad”. Los fariseos ven que Jesús hace milagros, cura a los enfermos, hace ver al ciego, hace caminar al paralítico, algo buenísimo, una bendición sobre esas pobres personas; sin embargo, dicen que lo hace por el poder del mal, por el poder del demonio. Jesús intenta hacerlos razonar diciéndoles: “si el poder del mal hace el bien, se destruye a sí mismo”. El que es malo hace mal y el que es bueno hace el bien.

Tener cuidado con la soberbia

Es la soberbia la que nos hace caer en la mala voluntad, que es una especie de ceguera; es la persona que dice: “yo decido lo que está bien y lo que está mal” y de esa manera pierde objetividad; por ejemplo; aunque ve a una persona que visita a un enfermo, lo acompaña y lo anima, el que tiene mala voluntad ve en el acto “segundas intenciones” y dirá: “lo visita porque no tiene nada que hacer” o “lo visita porque tiene segundas intenciones”, es una mirada con prejuicios que suele ser una justificación a la propia omisión; la persona que critica no visitó al enfermo, no hizo el acto bueno.
Un criterio objetivo

Hay un criterio objetivo de lo que es bueno y verdadero, sólo tenemos que reconocerlo; es lo que Dios nos pide en los diez mandamientos o lo que Jesús hace y aconseja en el Evangelio. Alabar a Dios porque es bueno; no sólo no mentir, sino decir y trabajar por la verdad; no sólo no robar sino ser generosos; no sólo no matar sino promover la vida; no sólo no envidiar sino ponderar las virtudes de los demás, son los gestos buenos que Dios nos pide; si lo concretamos estaremos haciendo crecer el reinado de Dios, la prevalencia de lo bueno, lo verdadero, lo justo y lo bello y si no hacemos lo contrario, no estaremos divididos por dentro, seremos íntegros y, como Jesús, seremos una bendición para los demás. Buen domingo.

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