El Paso a la Inmortalidad del General Don Martín Miguel de Güemes se conmemora cada 17 de junio en recuerdo del político y militar argentino que luchó junto al ejército de Los Infernales durante la guerra de la Independencia. Su participación dentro y fuera del campo de batalla es honrada en la actualidad, por lo que se le considera como uno de los próceres de la Argentina. A pesar de su corta vida, sus tareas heroicas ayudaron a detener el avance español en la frontera del país.
En 1999, el Congreso de la Nación Argentina emitió la Ley 25.172, la cual declaraba esta fecha como el Día Nacional de la Libertad Latinoamericana, en honor a Güemes, el único general argentino que falleció en combate. El 22 de agosto de 2006 se sancionó la Ley 26.125, en la cual se lo nombra como Héroe de la Nación Argentina, Numen Tutelar de Gendarmería Nacional.
Las hazañas de Güemes significaron un gran aporte para la independencia del país. Pudo frenar el avance del ejército español en diferentes puntos del territorio norte y trabajó sin cesar para educar, asistir y formar a todas las personas que deseaban contribuir con esta causa. Una de sus frases más recordadas era: “Yo no pretendo ni glorias ni homenajes, yo solo trabajo por la libertad de mi Patria”.
En 1815 fue electo como el primer gobernador de la provincia de Salta, cargo que ocupó hasta 1821. Logró relacionarse con diferentes figuras de la época, como fue el caso de Manuel Belgrano, a quien le escribió en una carta: “En premio de tanto heroísmo exige la gratitud que emulamos de unos sentimientos patrióticos, contribuyan con sus auxilios a remediar su aflicción y su miseria”.
El 7 de junio de 1821, mientras se encontraba en la casa de su hermana, Magdalena Güemes de Tejada, tomó conocimiento de una amenaza a la provincia de Salta. Se trataba de José María Valdés, un coronel salteño que respondía a las órdenes de los españoles, quien había invadido el territorio. Sin dudarlo, Güemes emprendió viaje para responder en combate.
Sin embargo, fue sorprendido por una emboscada y recibió un balazo por la espalda. Su agonía duró 10 días, hasta fallecer el 17 de junio de 1821, a los 36 años de edad, y luego de exclamar: “Voy a dejarlos, pero me voy tranquilo, porque sé que tras de mí quedan ustedes, que sabrán defender la patria con el valor del que han dado pruebas”.