Los hechos trágicos vividos en la noche del 14 de enero de 2006 marcaron la página más negra en la historia nicoleña. No fue fatalidad, si consideramos que era previsible el desenlace. Pasaron doce meses y estamos igual que entonces.
Hacía calor y la gente estaba en la calle. El cielo se prestaba para la contemplación. Los primeros espirales de humo llamaron la atención, y las llamas después dieron la voz de alerta.
Se desató entonces una maniobra de rescate sin precedentes en un siniestro sin parangón. En el piso 5 del edificio de Francia 7, una habitación ardió y provocó las pérdidas totales de los cinco pisos superiores. Hasta la madrugada duraron las maniobras para apagar las llamas. Refuerzos de Ramallo y Villa Constitución primero y posteriormente, y ante la impotencia de los recursos técnicos para sofocar el siniestro, de San Pedro, Arrecifes y Pergamino acudieron al auxilio. Recién a las 2:35 se informó que el incendio había sido sofocado.
Las víctimas
Para la causa son cuatro: Eduardo Wilde y Elena Rouges de Wilde, matrimonio tucumano de alrededor de 55 años. Él pereció asfixiado en el baño de la habitación donde salió a buscar refugio, ella fue rescatada y su corazón no pudo soportar tantas emociones. Julia Arzac, de 42 años, también oriunda de Tucumán. Fue protagonista de los momentos más dramáticos de la noche, atrapados por las llamas saltaron al vacío ella, su esposo Julio y una nena de 7 años. Los dos últimos se salvaron. Y María Laura Groba, de 22 años, domiciliada en el partido bonaerense de Olavarría.
La nómina se completaba con doce heridos, que fueron hospitalizados en el Hotel San Felipe y el Sanatorio Nuestra Señora del Rosario.
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