Días atrás, un informe televisivo conmocionó y solidarizó a vecinos de nuestra ciudad. Un hombre joven, su mujer y sus tres hijos menores pedían a gritos por una lona prestada que les permitiera tapar su rancho. El motor solidario se puso en marcha y rápidamente aparecieron algunas soluciones; lamentablemente, ninguna desde el ente oficial creado para tal fin.
Esta vez, San Cayetano respondió a nuestros reclamos aunque… “el que debe responder no ha de ser San Cayetano”.
Néstor Rivero es uno de los tantos vecinos de nuestra ciudad que no tiene trabajo, aunque, a diferencia de otros, vive una situación desesperante. Vive con su esposa y sus tres hijos en un pequeño rancho que el mismo construyó en calle Del Pozo al 240, del Barrio San Francisco.
Telas, lonas rotas, cartones, maderas y todo lo que uno pueda imaginar forma parte de las paredes y techos de su casa. A pesar de su esfuerzo, esto no alcanza. Cada vez que cae una llovizna los cinco ocupantes deben guarecerse en las pequeñas zonas en que no se llueve; aunque esto signifique, como en los últimas días, tener que pasar la noche sentados porque no existe un lugar que no se llueva en el que, al menos, entre acostada una persona.
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