Se trata de una enfermedad crónica caracterizada por uno o varios trastornos neurológicos que deja una predisposición en el cerebro para generar convulsiones recurrentes, que suele dar lugar a consecuencias neurobiológicas, cognitivas y psicológicas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que casi 10 de cada 1000 personas en todo el mundo padecen epilepsia, lo que equivale a casi 50 millones de pacientes. La mayor parte de estos casos (un 90 por ciento) se registran en países en vías de desarrollo, mientras que los países desarrollados se estima que hay entre 40 y 70 nuevos casos por cada 100.000 personas.
La OMS advierte que este problema no es menor en lo que a salud pública refiere. Por ello, y para informar y concienciar más a la población en general, se está desarrollando una campaña mundial de difusión sobre la epilepsia, al tiempo que se están fortaleciendo las medidas públicas.
La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que afecta a personas de todo el mundo y se caracteriza por convulsiones recurrentes. Estas convulsiones son episodios breves de movimientos involuntarios que pueden afectar a una parte del cuerpo (convulsiones parciales) o a su totalidad (convulsiones generalizadas) y a veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de los esfínteres.
Los episodios de convulsiones se deben a descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales. Las descargas pueden producirse en diferentes partes del cerebro. Las convulsiones pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares hasta convulsiones prolongadas y graves. Su frecuencia también puede variar desde menos de una al año hasta varias al día.
Una sola convulsión no significa epilepsia (hasta un 10% de la población mundial sufre una convulsión a lo largo de su vida). La epilepsia se define por dos o más convulsiones no provocadas. Es uno de los trastornos reconocidos más antiguos del mundo, sobre el cual existen registros escritos que se remontan al 4000 a. C. Durante siglos, el temor, la incomprensión, la discriminación y estigmatización social han rodeado a esta enfermedad. Esta estigmatización persiste hoy en día en muchos países del mundo y puede influir en la calidad de vida de las personas con epilepsia y sus familias.
Fuente: noticias.iruya.com